
Tras la adopción en consejo de ministros del anteproyecto de ley que reconoce la «autodeterminación de género», la cuestión «trans» sigue agitando la actualidad. Como era de esperar, ha sido el tema estrella en las manifestaciones del Orgullo. Y esto no ha hecho más que empezar. Para cualquier observador resulta sorprendente que la causa de un colectivo minoritario concite, a nivel mundial, el apoyo entusiasta de gobiernos, ámbitos académicos, medios de comunicación y producción cultural, que arrastre a sindicatos y fuerzas políticas de signo variado… Y eso, incluso en países donde los derechos de las mujeres son precarios o inexistentes y las sociedades siguen siendo muy homófobas. La paradoja se explica porque, en realidad, no se trata de preservar los derechos humanos, ni la dignidad de un determinado colectivo, sino de invocarlos… a fin de introducir un nuevo paradigma en la sociedad y grabarlo en el mármol de sus leyes.
Como…
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