Entrevista a Esther Torrado


Por la defensa de las mujeres y niñas en situación de prostitución.

Por la erradicación del sistema prostitucional.

esther_torrado

Esther Torrado es profesora e investigadora en el departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de La Laguna, Tenerife y miembra del Instituto Universitario de Estudios de las Mujeres de la misma Universidad.  Fundadora de la Plataforma Abolicionista Canaria por la desaparición de la prostitución y miembra de la Red contra la prostitución y la trata en Tenerife. Participante en diversos proyectos nacionales sobre género, migraciones y derechos humanos. En la actualidad dirige un proyecto de investigación sobre la prostitución de mujeres bajo el encargo del Instituto Canario de Igualdad del Gobierno de Canarias.

Procedo de un barrio obrero del sur de Madrid, Vallecas. Mi familia emigró de Andalucía a Madrid en los años 50 y soy la tercera de seis hermanos. Mi adolescencia estuvo influida por la entrada de las drogas en mi barrio, donde muchos jóvenes se engancharon a las drogas, murieron de SIDA o acabaron en la cárcel. En todo esto las más pobres de las pobres siempre fueron las mujeres, que se prostituían para afrontar el consumo de ellas o de sus parejas,  que se quedaban solas al cargo de sus hijos e hijas, siempre tuve claras estas desigualdades de género y de clase. Quizá esa conciencia social y la realidad que vivía día a día me llevó a estudiar Trabajo Social. No soy una profesora al uso puesto que me incorporé a la docencia universitaria cuando terminé Ciencias Políticas y Sociología, tras viajar durante un tiempo por Centroamérica y trabajar en varios Centros de Servicios Sociales, primero en Extremadura y después en el sur de Madrid.

En esa época en Madrid la crisis acuciaba a las familias obreras, con desempleo y la pérdida de sus viviendas, lo que les llevó a asentarse en  poblados chabolistas. Trabajando con población desfavorecida, observé como muchas mujeres se veían forzadas a prostituirse por necesidad, para dar de comer a sus hijos e hijas, la mayoría eran de origen español puesto que todavía no se habían establecido las redes de trata en España ni existían grandes migraciones internacionales. En ese contexto al igual que ahora, la prostitución era un asunto generizado y de clase, pues eran las mujeres pobres las que estaban en la actividad y estas mujeres verbalizaban sentirse obligadas por la fuerza de la necesidad y ser objeto de violencia de sus parejas y clientes, sufriendo robos, palizas y violaciones.

Posteriormente migré a Tenerife, Canarias y empecé a trabajar con menores con medidas judiciales y posteriormente en el Servicio de Violencia del Instituto Canario de las Mujeres a la vez que participaba en plataformas políticas de defensa de las mujeres y de los niños y las niñas. Cuando llegué a Canarias comencé a investigar la realidad de las islas. Era una época en la que empezaron a llegar las grandes migraciones africanas en embarcaciones precarias a las costas entre los años 2000 y 2006. Desde ese marco, me interesé por los más vulnerables de los vulnerables, las mujeres y las niñas y niños y a comprobar la existencia de redes de tráfico y trata con fines de explotación laboral y sexual. Fue en ese momento cuando me incorporé como docente a la Universidad de la Laguna intercalando este trabajo con el de intervención con colectivos desfavorecidos. Así, me incorporé al Instituto Universitario de Estudios de las Mujeres de la ULL y fundé la PAC (Plataforma Abolicionista Canaria). Siempre he vinculado la docencia con la investigación y con la militancia por los derechos humanos, sobre todo de las humanas. Siempre me ha interesado poner mis conocimientos al servicio de los/as demás, mediante la transferencia del conocimiento, la información, la sensibilización, sacar la universidad a la calle, llevar la calle a la universidad. Con la experiencia que tengo en atender y escuchar sobre todo a mujeres y niñas día a día, año tras año, no me basta con describir las experiencias y los fenómenos mediante su análisis, sino denunciar y sensibilizar a la ciudadanía sobre las distintas situaciones de explotación e injusticia entre las que se encuentra la prostitución de mujeres y niñas y señalar a sus verdaderos responsables, los hombres que demandan. Es necesario que se vea la verdadera cara del sistema prostitucional, donde la prostitución y la trata van de la mano. Es necesario denunciar la situación en la que están las mujeres para que se deje de normalizar y minimizar una práctica violenta y misógina que cosifica a las mujeres y que procede de la desigualdad. También es necesario señalar a aquellos que se lucran y a los que demandan impunemente y sin consecuencias éticas ni sociales.

Además es necesario defender y trabajar con los jóvenes otro modelo de sexualidad, basado en el placer, la igualdad y la libertad de las partes, exento de violencia, para que así los hombres dejen de pensar en la alternativa de recurrir a la prostitución como una práctica normal o como el que compra un producto. Hay que desmontar los mitos machistas que proyectan la idea de que los hombres tienen una sexualidad irrefrenable y que por ello recurren a la compra de mujeres.

Pues en eso estamos, en apoyar a aquellas mujeres que desean abandonar la prostitución y sensibilizando e informando a la ciudadanía sobre la realidad, muy alejada del mito de Pretty Woman. Por otra parte con nuestras acciones pretendemos influir en los gobiernos para que diseñen políticas abolicionistas de la prostitución al estilo de Suecia. Mi lema es el de no mirar hacia otro lado, mi conciencia feminista me lo impide.

Es necesario conseguir que la gente y los Estados comiencen a entender que las mujeres y las niñas no somos ciudadanas de segunda y por tanto entiendan que la prostitución es una vulneración de los Derechos Humanos. Debemos externalizar las narrativas de las supervivientes para que se conozca la verdadera realidad exenta de historias idílicas y de voluntariedad, la coacción o la necesidad no son opciones voluntarias, no son elecciones. Una no elige ser tratada o una no elige ser pobre. El sistema capitalista y el sistema patriarcal interactúan para que las mujeres sean una mercancía al servicio de los hombres, eso sí: altamente lucrativa. Se aprecia en la escandalosa mercantilización de sus cuerpos ya sea para la prostitución o para alquilar sus úteros.

A pesar de ello hay un sector de la población que sigue defendiendo la prostitución, mayoritariamente hombres. Resulta curioso que aquellos que generalmente nos limitan nuestras libertades defiendan nuestros derechos y libertades para ser prostitutas. En definitiva, lo que defienden es convertir sus deseos en derechos, aunque sea a costa de la pérdida de derechos de las mujeres y las niñas. En realidad están defendiendo su derecho a comprarnos y hacer con nosotras lo que quieran. Siempre digo que estamos ante un gran cambio político y económico global que está produciendo mutaciones en la ética social, convirtiendo a las personas en seres individualistas que comienzan a ver normal incluso la violencia, la corrupción y la injusticia. Cuanto más capitalista es una sociedad, menos ética tiene, menos principios, más individualismo, y todo cabe. ¿Por qué no vamos a aceptar la prostitución si las mujeres deciden libremente? Desde una óptica capitalista la libre elección es aceptada, pero desde una lógica social cuando no hay opciones y cuando hay pobreza no se puede decir que sea una libre elección de las mujeres, y sobre todo ahora cuando la prostitución está vinculada a las redes de trata. Es decir: son mujeres forzadas por la coacción o por la necesidad.

La ética pasada no tenía tan incorporada la idea de consumo y de individualismo, equiparada a la idea de libertad y modernidad. Así el “todo tiene un precio y todo puede ser comprado: una niña virgen, una mujer embarazada, una mujer negra, asiática…..” el “soy libre en una sociedad libre, por tanto hago lo que quiero” entonces ¿ quién me impide consumir los  cuerpos de las mujeres?. Con la globalización económica y las grandes desigualdades económicas, se incorpora la idea de que todo puede ser comprado, desde una mujer, a un niño o un órgano, lo que implica que los que están en situación de comprar movilizan un mercado de lo ilícito basado en las injusticias y desigualdades mundiales. Lo cierto es que este mercado de lo ilícito se ha convertido en la segunda actividad criminal más lucrativa del mundo, donde proxenetas, tratantes, intermediarios y Estados se benefician a costa del sufrimiento de mujeres y niñas en situación de pobreza o violencia pero lo más alarmante es que ello esté normalizado.

Hay gente que normaliza y defiende la prostitución, porque se  beneficia económicamente y otra porque lo considera una forma libre de intercambiar sexo por dinero, sin conocer en realidad las verdaderas cloacas de la prostitución. Tampoco los medios de comunicación dan la imagen real pues a nadie le gusta ver lo sórdido de la prostitución, lo que demandan los hombres, las prácticas que exigen, las violencias a las que son sometidas las mujeres y sus verdaderas condiciones. Por el contrario se suele visibilizar falsamente a la mujer, que en vez de considerarla víctima y superviviente se la percibe como una mujer que gana dinero, que lo tiene fácil, mientras que el verdadero responsable “el demandante” aparece inocentado e invisibilizado en todo este proceso, sus actos quedan impunes y no tienen consecuencias.

En toda esta normalización y justificación de un sistema tan injusto con las mujeres y niñas, han contribuido voces que mediante la apropiación indebida del término feminismo defienden la prostitución, eso sí generalmente la prostitución ajena ya que ni ellas ni sus hijas tienen posibilidades de ser prostituidas, para eso ya están las otras, las pobres, las migrantes. La prostitución parte de la misma desigualdad, es un sistema que se nutre de esas desigualdades de clase y de género. La mayor parte de las personas que están en prostitución son mujeres y los demandantes son casi exclusivamente hombres, con lo cual es un problema de desigualdad de género fundamentalmente. Las feministas lo tenemos muy difícil, somos las únicas que alzamos la voz porque ni el Estado ni esos hombres que dicen ser igualitarios y estar en contra de la violencia dan un paso hacia adelante. Tendrían que estar en sus espacios machistas como prostíbulos, campos de futbol, bares, increpando a los suyos y trabajando por la igualdad de verdad.

También es importante señalar el mercado del sexo y en particular la pornografía por la vinculación que tiene con la violencia sexual contra las mujeres en general y el incremento de la demanda prostitucional en particular. Muchos jóvenes en la actualidad tienen dispositivos móviles desde edades tempranas. A través de ellos acceden a páginas de pornografía, que cada vez es más violenta. Muchas de las mujeres que aparecen en esos videos son mujeres tratadas y obligadas a ejercer la prostitución. Se pueden visualizar prácticas durísimas y muy violentas, donde los menores y los adultos empiezan a aprender y normalizar la violencia sexual hacia las mujeres. Cuando estos jóvenes se hacen adultos van a desear poner en práctica con mujeres de su entorno o con mujeres en prostitución estas prácticas aprendidas.

Trabajar y denunciar estas cuestiones que atentan contra los derechos humanos y que señalan al sistema prostitucional y a todos los que se lucran, conlleva riesgos e incluso una minimización del valor de nuestro trabajo y nuestras aportaciones. En la actual sociedad capitalista el valor se mide por la rentabilidad económica y no social. No es lo mismo en entornos académicos como el mío, que se investigue sobre las empresas turísticas a que se investigue sobre las víctimas del turismo sexual, no es lo mismo que trabajes por la innovación y desarrollo, a que trabajes por la defensa de los derechos humanos. Defender los derechos humanos y más los de las humanas resulta incómodo en las instituciones del conocimiento, en las organizaciones políticas y también en la administración. Investigar sobre el  sistema prostitucional es molesto porque se interpela a los gobiernos, a los hombres, a los proxenetas, y eso es interpelar al poder. Además resulta complicado en estos momentos donde sólo interesa el desarrollo, la innovación y la economía, que se financien proyectos de investigación destinado a mejorar la vida de las personas en situación de pobreza y vulnerabilidad, a pesar de ser trabajos imprescindibles que además conllevan múltiples riesgos. Debo decir que los riesgos nunca han venido de las mujeres, sino de los contextos donde transitan. El miedo lo he sentido en las caras de las mujeres cuando he transitado por esos espacios y por aquellos que quieren proteger sus privilegios y lucro mediante el ejercicio de la violencia (chulos, proxenetas, demandantes e intermediarios). Es un gran negocio basado en la violencia, por eso siempre digo que para que el negocio siga tiene que haber demanda y mujeres vulnerables. Por eso la trata no se puede desvincular de la prostitución, pues es precisamente esa demanda la que incrementa el tráfico de mujeres para surtir el mercado prostitucional. Las  redes internacionales trasladan la mercancía, mujeres y niñas vulnerables. Junto al negocio de la trata con fines de explotación sexual van actividades criminales lucrativas como la explotación laboral, el tráfico de órganos, armas, drogas… se trata de una multinacional global de la inmundicia. Y es que habitualmente en los mercados prostitucionales no solamente se vende sexo, también drogas y otras actividades criminales. Junto con los proxenetas y Estados, son muchas las personas intermediarias que se benefician y lucran del sistema prostitucional: ayuntamientos, propietarios de casas, dueños de pensiones, camellos, conductores, tiendas, bares y son las mujeres las que obtienen el menor de los beneficios. De todas las mujeres que he conocido a lo largo de mi vida profesional, ninguna es rica, ninguna se quiere morir en prostitución, ninguna tiene propiedades. Casi todas acaban enfermas física o psicológicamente.

Por eso, cuando se analiza la prostitución hay que ir más allá de las propias víctimas supervivientes. Hay que entender que estamos enfrentándonos a un sistema económico, político e ideológico de dimensiones y contextos globales. Hay países que se están defendiendo de este sistema criminal de forma inteligente, estableciendo políticas abolicionistas desde una perspectiva de género, otros países, principalmente los del sur de Europa “tienen barra libre” y somos el prostíbulo continental. Los demandantes de prostitución son impunes, los propios y los que se desplazan a España, Grecia, Italia y Portugal a consumir mujeres y niñas. Estos países tienen un triple riesgo, por una parte la falta de políticas públicas de disuasión de la demanda prostitucional y la pobreza como resultado del austericidio y por otra el tipo de actividad económica a la que se dedican, el turismo de masas. Aquí las posibilidades de que se dé el turismo sexual son muy elevadas pues además de estos factores de pobreza y de desigualdad hay que añadir la cercanía a las fronteras del sur y el frecuente tráfico de mercancías humanas.

Si nuestro gobierno tuviera una perspectiva feminista o de género como la tienen los gobiernos de Noruega o de Suecia independientemente de que partido gane, mirando por la igualdad del hombre y la mujer, realmente harían políticas públicas, para penalizar la demanda, establecer medidas para frenar los reclutamientos de mujeres y campañas de sensibilización social. Pero el  Gobierno de España ha decidido dar la espalda a los problemas sociales y a las desigualdades, atacando al sistema público de bienestar social mediante importantes recortes sociales. Tampoco veo preocupados a nuestros gobernantes por establecer políticas públicas con respecto a la prostitución, digo yo que algún beneficio dará el mantener esta situación en una permanente alegalidad o simplemente la igualdad y derechos de las mujeres no va en Agenda. Nuestros gobiernos no han apoyado avances y creo que hay un retroceso en los derechos de las mujeres, gobiernan para los mercados y no para las personas. Simplemente tenemos que observar cómo y quién nos gobierna. Cada día aparece un caso de corrupción, un gobierno corrupto no puede pensar en rescatar a una población que está en situación de desigualdad, porque un corrupto piensa en el lucro individual, en  desvalijar lo público lo que es de todos, nunca va a pensar en el bien común.

Si el gobierno de nuestro país quisiera defender los derechos humanos de las humanas podría hacerlo, hay mecanismos para ello por ejemplo con la publicidad sexista, incluida la de los prostíbulos, que infringen la Ley de Igualdad y la tan recurrida y renombrada Constitución Española. Pero este país actualmente intolerante con las opiniones y las libertades parece que ha optado por ser muy tolerante con la vulneración de los derechos de las mujeres, no sólo con la compra de mujeres, con la excusa de que es una actividad voluntaria. Creo que existe una complicidad muy grande entre todos los poderes públicos, y una falta de interés por considerarlo un problema social de dimensiones importantes como el terrorismo.

Otros países como ya he mencionado anteriormente han elegido el camino de trabajar por la igualdad. La ley Abolicionista sueca del año 1999 nos está transmitiendo al mundo que es posible un mundo sin explotación de mujeres. Es la que mejor resultados está ofreciendo, reduciendo el número de mujeres tratadas y la demanda prostitucional, además ha lanzado a la sociedad el mensaje de que las mujeres no se compran a la vez de trabajar la sensibilización con los jóvenes para que en el futuro no sean prostituyentes. . Por el contrario, en Holanda y Alemania con un modelo basado en la regularización de la actividad, los datos no son tan optimistas pues ha aumentado la demanda, los reclutamientos y las redes de trata con fines de explotación sexual. Otro modelo, normalmente impulsado por gobiernos de derechas, parte de prohibir la actividad normalmente reprimiendo a las mujeres pero deja como siempre inocentado al demandante.

En definitiva sean de derechas o de izquierdas en España los políticos no tienen conciencia de género ¿cómo se les va a pedir este tipo de conciencia si ni tan siquiera la tienen de servidores públicos?. En ese sentido soy muy escéptica pues observo con estupor como las derechas y las izquierdas o bien omiten estas cuestiones o cuando las abordan es para defender la regularización de una actividad que genera grandes beneficios a las mafias y a los Estados pero que atenta contra los derechos humanos. Por ejemplo podemos observar como la nueva izquierda está en contra del libre mercado, en contra de las corridas de toros pero no en contra de que las mujeres seamos mercantilizadas para la prostitución o la venta de nuestros úteros, no tienen reparos de defender actividades que proceden de las desigualdades de clase y género y que contribuyen a conservar los privilegios de los hombres y las élites. Suelen confundir prostitución con modernidad, trasgresión y libertad, cuando se sabe que el fin último del sexo es el placer y en prostitución el que disfruta es el que compra. El comprador goza del dominio y la otra parte obedece.

ALGUNOS ARTÍCULOS DE ESTHER TORRADO RELACIONADOS CON EL TEMA:

Las migraciones de menores no acompañados desde una perspectiva de género:

http://www.dilemata.net/revista/index.php/dilemata/article/view/171/215

La necesaria reconceptualización de las migraciones de menores no acompañados en España:

http://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S0187-69612015000200001&script=sci_arttext

Violencia transnacional y castigos de género a mujeres migrantes africanas con destino a España:

https://scholar.google.es/citations?view_op=view_citation&hl=es&user=HLnoRkoAAAAJ&citation_for_view=HLnoRkoAAAAJ:HoB7MX3m0LUC

La prostitución desde la perspectiva de la demanda: Amarres enunciativos para su conceptualización:

https://poseidon01.ssrn.com/delivery.php?ID=297024085004103024017064095095082099024027003059021038093121012009024125091029102022021026029022118061047125122111121097064092044038034079014001025094069088101107076035053051120121025003004123090101082083107125016077004017007096001106089070078021082106&EXT=pdf

Introducción: Debates y dilemas en torno a la prostitución y la trata:

https://scholar.google.es/citations?view_op=view_citation&hl=es&user=HLnoRkoAAAAJ&citation_for_view=HLnoRkoAAAAJ:hqOjcs7Dif8C

 

Acerca de ANA G. AGUILAR

Hacemos activismo por los derechos humanos, especialmente en el área de igualdad/feminismo y derechos de lxs niñxs, donde llevamos colaborando más de 15 años abarcando temas como; violencia y desigualdad de género, violaciones, sexismo, masculinidad, explotación sexual (porno, prostitución,trata de personas con fines de explotación sexual) y reproductiva, abuso infantil y pederastia, así como salud sexual y psicología con perspectiva de género/feminista. Esperamos que el blog les resulte interesante. Podéis mandar comentarios o sugerencias a: plataforma.antipatriarcado@gmail.com Nuestra página de facebook es: https://www.facebook.com/PlataformaAntiPatriarcado?ref=hl ¡Saludos!
Esta entrada fue publicada en Igualdad. Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a Entrevista a Esther Torrado

  1. Osvaldo Buscaya dijo:

    Lo femenino es el camino
    Osvaldo Buscaya (Bya)
    Psicoanalítico
    Femeninologia Ciencia de lo femenino
    CABA
    Argentina

Deja un comentario