Feminismo (radical) vs Transactivismo queer. Comunicado de Plataforma Anti Patriarcado.


Queridas seguidoras, estamos muy acostumbradas a que vengan a nuestra página a llamarnos de todo. La razón por la que esto ocurre es porque nos oponemos a instituciones patriarcales como la prostitución o la pornografía. Estas prácticas sociales masculinas son dañinas para todas las mujeres por la violencia y la ideología de subordinación que encierran. Los adjetivos con los que nos describen van desde puritanas o mojigatas, a putófobas. A veces incluso llegan a decir que somos la causa de la violencia que sufren las mujeres que ejercen la prostitución – aclaramos que si somos algo, es puterófobas, proxenetófobas o patriarcadófobas- . A esto, y a los machistas de turno, estamos tremendamente acostumbradas por triste que sea.

A principios del año pasado, comenzaron a dirigirse a nosotras con la palabra TERF. Utilizaban TERF como insulto cada vez que decíamos que éramos feministas radicales. Al repetirse una y otra vez el mismo acoso, buscamos el significado de la palabra en internet. TERF significa: «Trans exclusionary radical feminist», “Feministas radicales transexclusionistas”. Para nosotras fue una sorpresa que nos llamaran TERF sin habernos pronunciado sobre feminismo y las personas transexuales y transgénero. Es decir, no entendíamos por qué pensaban o estaban tan seguras/os de que excluíamos a las personas transexuales y transgénero del feminismo formando algunas de ellas parte de nuestro movimiento. La verdad es que este tema nos dejó muy confusas.

La cuestión que nos hace sospechar es el hecho de que existan dos términos exclusivos para dirigirse a mujeres feministas. El otro al que hacemos referencia es SWERF “Sex Worker Exclusionary Radical Feminist”, “Feministas radicales que excluyen a las trabajadoras sexuales”. Y es que, a nuestro modo de ver, revela una cierta misoginia debido a que se utiliza para poner en entredicho una de las corrientes más conocidas y aceptadas del feminismo.

Nos cuestionan nuestra forma de comprender la realidad que vivimos las mujeres y todo ello en nombre del ¿FEMINISMO?. Nuestros años de activismo nos ha dejado suficientemente claro que si el feminismo de ciertas personas es atacar con insultos a mujeres por defender sus derechos en vez de a personas machistas por seguir fomentando la desigualdad estructural, entonces lo que esas personas defienden no es feminismo, sino el machismo de siempre de forma más soterrada.

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Traducción: “El antiguo grupo de mujeres que desapareció era realmente excluyente y lleno de TERF’s hablando de sus vaginas todo el maldito tiempo

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Traducción: “Discriminación por sexo” alerta terf

captura-de-pantalla-2017-02-12-a-las-22-56-22Traducción: “Si viviéramos en un mundo donde la “socialización masculina” no fuera un argumento terf quizás podríamos utilizar ese tipo de lenguaje sin consecuencias negativas, pero como están las cosas, sugiere que las mujeres trans no son mujeres reales porque no hemos recibido cierta experiencia mística universal de la feminidad desde el nacimiento”

Después del cierre de la página, debido a un ataque organizado por parte de personas que consideraron uno de nuestros post transfóbico, queremos explicarles nuestra postura con respecto al tema que nos concierne.

En primer lugar, pedimos disculpas si algunas de las palabras o expresiones que utilizamos pudieron resultar ofensivas.

En segundo lugar, queremos manifestar nuestro absoluto rechazo ante la manera en la que se han manipulado las intenciones del post en cuestión, creando sesgo de opinión y favoreciendo que se interpretara como transfóbico. Para ello hicieron capturas sólo de partes del post, DESCONTEXTUALIZÁNDOLO para poder tergiversarlo.
Con el post quisimos poner de manifiesto que la parte central de la lucha feminista es visibilizar y combatir todas las formas de violencia que están en estrecha relación con la manera en la que el patriarcado utiliza y se apropia de la condición biológica de las mujeres. La mayor parte de la violencia que padecemos las mujeres está asociada a la biología femenina que no se puede ni silenciar ni tratar de invisibilizar. Cuando hablamos de violencia específica por el mero hecho de SER mujeres, nos referimos a temas como: ablaciones de clítoris, criminalización del aborto, aborto selectivo de fetos femeninos, rituales de desfloramientos, matrimonios infantiles, inanición por haber nacido niñas, vientres de alquiler, planchado de senos, y un largo etc. Poner de manifiesto esta realidad y el hecho de que millones de niñas y mujeres están siendo violentadas y asesinadas por el simple hecho de SER mujeres NO ES TRANSFOBIA. Como tampoco es transfobia diferenciar la opresión que sufrimos las mujeres, de la exclusión y la violencia que sufren las mujeres transexuales y transgénero. Si se ha percibido como transfobia es porque ha habido de fondo, por parte de personas clave, una intención expresa en tergiversar el fin de ese post y centrar la atención en algunas expresiones y palabras para crear una opinión sesgada. En esta manipulación han intervenido, no sólo algunas personas concretas pertenecientes a colectivos transactivistas, sino también personas pertenecientes a otros lobbies, y que saldrían beneficiados del cierre de nuestra página: no es fácil tumbar y/o desacreditar una página diciendo que es ABOLICIONISTA, sí lo es diciendo que es transfóbica.

En tercer lugar, queremos recordar, sobre todo a las personas que siguen de cerca nuestra página, que desde siempre hemos apoyado al colectivo de personas transexuales (https://plataformaantipatriarcado.wordpress.com/2017/02/06/pruebas-del-apoyo-de-la-plataforma-al-colectivo-trans/), desde siempre hemos defendido sus derechos y dignidad, y desde siempre hemos condenado la violencia ejercida contra este colectivo. Eso no quita que seamos críticas con muchas de las premisas que promueve el NUEVO transactivismo queer. Ser feminista supone CUESTIONAR todas aquellas premisas que tengan tintes patriarcales, no olvidarnos de nuestra genealogía y tener siempre en cuenta la teoría feminista.

Consideramos CRUCIAL seguir sacando a la luz todas las triquiñuelas que durante miles de años, y aún hoy en día, el patriarcado utiliza para ejercer violencia, anularnos, cosificarnos y perpetuar la vergüenza hacia nuestros cuerpos. Así que estamos TOTALMENTE en contra de ocultar mediante el lenguaje nuestros procesos y características biológicas. Las mujeres transexuales y transgénero que entienden la lucha feminista desde su base están plenamente de acuerdo con esto.

Para nosotras la invisibilización de nuestros cuerpos es PURA MISOGINIA, sea cual sea la justificación que se use al respecto. Al igual que hay mujeres machistas y misóginas, puede haber mujeres transexuales y transgénero igualmente machistas y misóginas.
Las mujeres hemos sido invisibilizadas durante miles de años a través de la cultura, la educación y el lenguaje. Aún hoy en día seguimos invisibilizadas en muchas partes del planeta. Por esta razón, es normal que mostremos nuestro total desacuerdo si se refieren a nosotras como “personas embarazadas”, “personas menstruantes” o cuando dicen que tenemos un “front hole” o “agujero frontal” – este término se utiliza para referirse a la vagina-.

No vamos a aceptar este nuevo lenguaje y seguiremos hablando de mujeres embarazadas, mujeres que menstrúan, así como de ovarios, úteros, vulvas y vaginas. Estas palabras hacen referencia únicamente y exclusivamente a la biología de las mujeres que durante miles de años y, todavía hoy en día, es para el patriarcado motivo de vergüenza y violencia.

El lenguaje crea nuevas realidades y normas así como excepciones. La visibilización y normalización de nuestros cuerpos a través del lenguaje no es faltar el respeto a nadie. No hacerlo, sin embargo, es caminar hacia atrás y volver a escondernos. Si retrocediéramos sólo favoreceríamos la estructura patriarcal y a todos esos individuos machistas que sí consideran esta visibilización una falta de respeto hacia sus privilegios.

Las primeras interesadas en no tener que hablar de nuestra biología para señalar todas aquellas VIOLENCIAS que padecemos somos nosotras. Sin embargo, esa meta igualitaria de la que estamos tan lejos se consigue llevando a cabo unos procesos y una lucha. No se alcanza si nos saltamos pasos y nos escondemos bajo justificaciones que no se mantienen de manera objetiva y que nada tienen que ver con la lucha feminista. Por lo tanto, no nos vamos a ocultar, le pese a quien le pese. Hay límites que creemos no deben ser rebasados, y menos en nombre del feminismo.

Aquí les dejamos con varios ejemplos, a nuestro modo de ver, extremadamente misóginos y carentes de sentido sobre los derroteros que ha tomado una parte de la lucha ¿¿¿feminista???.

Opinamos que se puede incluir SIN INVISIBILIZAR.

Autodenominarnos “non male”, “no hombres” para ser inclusivas: http://www.independent.co.uk/voices/i-wont-be-referred-to-as-non-male-by-the-green-party-women-have-suffered-prejudice-because-of-their-a6967926.html

captura-de-pantalla-2017-02-12-a-las-22-57-53Traducción: “Partido Verde Mujeres, en su conjunto, está satisfecho con términos como “no hombre” para describir a las mujeres, incluidas las mujeres transgénero*, y las personas no binarias bajo un término colectivo. Esto es para evitar una mayor marginación de ciertos grupos de mujeres, en particular aquellas que han sido excluidas de los movimientos de mujeres durante demasiado tiempo”.

No nos imaginamos a Simone de Beauvoir diciendo: «No se nace un «no hombre», se llega a serlo».

Las únicas que gestan son las mujeres, así que no se puede hablar de personas embarazadas o personas gestantes. http://www.dailymail.co.uk/news/article-4167632/Don-t-call-pregnant-patients-mothers.html
En el artículo enlazado, se explica cómo en Reino Unido la «British Medical Association» (Asociación Médica Británica) ha publicado una guía para utilizar lenguaje inclusivo en el contexto laboral. Entre diferentes expresiones se sugiere usar «persona embarazada» en vez de «madre embarazada» o «asignado varón o mujer al nacer» en vez de «varón o mujer».

A continuación más ejemplos, se habla de personas menstruantes en vez de mujeres menstruantes…

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En la marcha de las mujeres de Washington, una parte de la comunidad TRANSGÉNERO se mostró ofendida al sentirse excluida por los “gorros conejo (gorros vulva)”** utilizados como signos de “poder de la vulva” que llevaron muchas mujeres a la manifestación. La lectura, que esta parte de la comunidad hizo, es que “una vagina es esencial para la feminidad”.

La lectura que hacemos nosotras es otra. Fue el mismo Donald Trump quien dijo cosas como que no tiene problemas en agarrarle la vulva a una mujer, porque todo está permitido a los famosos. Por lo tanto, ese “poder de la vulva” era una CLARA y EVIDENTE contestación a las declaraciones de Trump por parte del movimiento de mujeres. Además, como ya hemos explicado anteriormente, muchas de nuestras opresiones parten de nuestra biología.

Y volvemos a repetir que reclamar y visibilizar la biología de las mujeres no es transfobia, es señalar la base sobre la que se sustenta nuestra desigualdad estructural.

http://www.washingtontimes.com/news/2017/jan/24/transgender-community-felt-isolated-womens-march/

captura-de-pantalla-2017-02-12-a-las-23-03-48Traducción: “los gorros conejo (gorros vulva)” y la mayoría de las imágenes de ese tipo (conejo/vulva poder, útero = feminidad, etc.) son realmente transfóbicas y necesitan morir”.

No estamos de acuerdo con que se tomen decisiones que afectan a las mujeres sin contar con nosotras. Por ejemplo, sobre la cuestión de mantener o no la segregación actual de SEXOS en vestuarios y duchas. Y es que no nos parece lógico ni sensato que, en lugar de contemplar un cambio que se adapte a las personas que tienen determinadas particularidades, se les IMPONGA a las mujeres la inclusión de otros colectivos en sus espacios.

En el debate de los vestuarios y duchas no hacemos referencia a las mujeres transexuales que han transitado a través de la hormonación y los cambios quirúrgicos, sino que nos referimos a las mujeres transgénero que reivindican la feminidad como una identidad y que conservan  atributos biológicos masculinos.

¿Por qué reivindicamos la segregación de espacios?. En primer lugar, porque partimos de la base de que la segregación de sexos para vestuarios y duchas no existe ni por azar ni por capricho de las mujeres. Durante miles de años y aún hoy en día, los espacios públicos han sido y son por defecto masculinos.  Por lo tanto, mientras luchamos para librar estos espacios de violencia machista y convertirlos también en nuestros espacios, necesitamos que éstos se sigan segregando por sexos y nos aporten seguridad. Es una realidad, y aquí no cabe hablar de prejuicios, que millones de mujeres víctimas de violencia machista, acoso y agresiones sexuales, se sienten intimidadas ante caracteres biológicos masculinos.

Luchamos para que algún día todos los espacios sean mixtos, esa es nuestra meta: que los hombres entiendan que los espacios públicos son también nuestros y no necesitemos escondernos ni segregarnos para no ser violentadas ni sentirnos intimidadas. Luchamos para que algún día los caracteres biológicos masculinos estén libres de toda connotación de violencia, para que esa violencia masculina que se ceba con las mujeres deje de existir. Sin embargo, en la actualidad nuestra la realidad no es esa, y no tener en cuenta la desigualdad estructural que padecemos las mujeres en todo el mundo, es tener la intención de someternos.

Si bien la solución no está en obligar a las mujeres transgénero que conservan caracteres y atributos biológicos masculinos que utilicen los baños masculinos, tampoco consideramos que es justo que se nos imponga este hecho a las mujeres sin contar, en ningún momento, con nosotras. Hay, desgraciadamente, muchas mujeres que por historia de abusos, violaciones y también por miedo RACIONAL, se sienten inseguras y violentadas en una situación semejante a la que hemos descrito. Y están en todo su derecho, no podemos no tener en cuenta a muchas mujeres. Y es que si ésta es la nueva inclusividad, es una inclusividad machista y misógina.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2016) una de cada cinco mujeres ha sufrido abusos sexuales en la infancia, aunque la cifra podría ser aún mayor (Ministerio de Asuntos Sociales, 1994).
Las secuelas psicológicas que el abuso sexual genera en la víctima, pueden perdurar en muchos casos en la vida adulta. Estas secuelas se pueden manifestar de diferente manera, mediante sintomatología ansiosa y/o depresiva, además de las problemáticas de tipo emocional y de personalidad que puede generar el haber vivido una situación tan traumática.
En muchos estudios, se ha asociado el abuso sexual al Trastorno por Estrés Postraumático (DSM-IV, American Psychiatric Association, 2000) en que la mujer reexperimenta mediante diversos mecanismos el trauma vivido.
Una de las características principales del Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT) es el gran malestar psicológico intenso que provoca la exposición a estímulos externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático, en este caso el abuso sexual. A su vez, esto puede provocar respuestas fisiológicas incontrolables en la persona que revive estos hechos.
Parece evidente que, en el caso de mujeres que han sido víctimas de abusos sexuales, la exposición en duchas o vestuarios a caracteres biológicos masculinos, sin una autorización y/o deseo previo, puede resultar extremadamente traumática para ellas.
Las duchas y vestuarios deberían ser espacios seguros para todas las mujeres, aún más porque un porcentaje alto de ellas ha sido, lamentablemente, víctima de abusos sexuales por parte de hombres.

Hemos comentado la posibilidad de sumar fuerzas, ambos colectivos: transactivista y feminista, para dialogar sobre ciertos temas. Creemos que podemos abrir un debate enriquecedor y encontrar soluciones satisfactorias tanto para el movimiento feminista como para la lucha transactivista.
No es nuestro objetivo discriminar a nadie sino atender a las necesidades de aquellas mujeres que siempre se han visto relegadas a un segundo plano y, sobre todo, proteger a aquellas más vulnerables de una revictimización impuesta. Creemos que, no tener en cuenta a las víctimas de delitos sexuales en un asunto como éste, es un claro síntoma de lo olvidadas que están y de lo poco que hacemos como sociedad para protegerlas.

No sabemos cuál es la mejor solución en el tema que nos concierne, lo que tenemos claro es que debemos debatir este aspecto sin imposiciones absolutistas que en nada son feministas y que son totalmente discriminatorias para las mujeres. El feminismo debe mirar, sí o sí, por el bien y por los derechos de las mujeres.
Que seamos feministas y nos preocupen las necesidades de las mujeres, no nos convierte en transfóbicas…por mucho que nos pongan este cartelito.

Se debe añadir a toda esta cuestión la existencia de muchas mujeres transgénero que son leídas o tienen aspecto totalmente masculino. Son mujeres transgénero que se sienten mujer y que, sin embargo, no sienten necesidad de «parecerlo».
En este punto nos encontramos con un conflicto del que no se está queriendo hablar cuando tratamos el tema del transactivismo y de los espacios segregados por sexos. Estas mujeres transgénero son absoluta y objetivamente indistinguibles de un hombre cualquiera. Hablamos de mujeres transgénero como Danielle Muscato que es una reconocida activista por los derechos de las personas trans. Es una mujer transgénero que no ha realizado ningún cambio ni físico ni de vestuario, pero dice sentirse mujer y afirma ser una mujer como nosotras.

captura-de-pantalla-2017-02-12-a-las-23-05-17Danielle Muscato: activista ateísta, conferenciante y mujer transgénero

Ahora bien, o se permite el acceso de cualquier persona a espacios segregados por sexo sea cual sea su aspecto (ya que la identidad sexual es sentida y no necesariamente performativa como hemos explicado) o no se hace y se discrimina por el mismo.

Cuando mujeres y niñas se encuentren con una mujer transgénero con aspecto absolutamente masculino como el que pueda tener Danielle Muscato, en un espacio de potencial vulnerabilidad, tienen dos opciones: o bien denuncian tal presencia por temor a que se trate de un hombre aprovechándose de la situación, o bien se callan al contemplar la posibilidad de que se trate de una mujer transgénero y, por tanto, respeten la identidad sentida o IDENTIDAD DE GÉNERO de esa persona.

En el primer caso, se arriesgan a estar discriminando a una mujer transgénero en base a su identidad de género.
En el segundo, se arriesgan a dejar que cualquier hombre se aproveche de esta situación de indefinición legal para actuar a sus anchas en un espacio de vulnerabilidad para todas las mujeres.
Es en este punto en el que las mujeres no vamos a tener ningún poder de acción. Ya se han dado casos en algunos estados de Estados Unidos donde se han empezado a aplicar estas leyes. http://www.inlander.com/Bloglander/archives/2016/02/17/man-uses-womens-locker-room-in-seattle-and-the-states-transgender-bathroom-debate-continues).

Sobre la noticia enlazada acerca de lo ocurrido en Seattle, se podría argüir que el hombre que entró en los vestuarios era eso, un hombre y no una mujer transgénero, y que algo así ya pasaba antes y seguirá pasando. Pero hay una gran diferencia: ninguna mujer se sentirá ya respaldada por la ley para denunciar la presencia de un hombre en sus vestuarios y/o duchas ya que podrían ser denunciadas ellas mismas por delitos de odio contra la identidad de género, debido a que la persona denunciada podría tratarse de mujer transgénero con derecho a usar ese espacio seguro por ley. Esto fue lo que ocurrió en Seattle: el hombre entró una segunda vez en los vestuarios mientras unas niñas se cambiaban de ropa para asistir a clases de natación. Ni el hombre fue arrestado ni se llamó a la policía.
¿Qué alternativa tenemos las mujeres? Ninguna. Si se trata de un hombre tendremos que aguantar su presencia allí, ya que cuando la subjetividad y la indefinición (identidad de género) entran en el terreno legal, se da vía libre a la desprotección.

 

Feminismo (radical) vs Transactivismo queer

Transactivismo queer

Para el transactivismo queer el género es una cualidad personal e individual que posee cada persona. La identidad de género sería aquella percepción subjetiva de la posición que cada cual tendría dentro de un espectro que se mueve entre lo femenino y masculino. Es importante resaltar que estas categorías: “femenino” y “masculino”, son neutras.

El género se performaría externamente a través de la elección de una serie de características como el lenguaje corporal, la estética, elegir si llevar o no maquillaje, la ropa o cómo peinarse. Estas características estereotípicas externas serían las que hacen que la sociedad te reconozca como mujer u hombre.

El transactivismo queer defiende que cada persona tiene una identidad de género innata (masculina, femenina, independiente de su sexo biológico). Este movimiento sostiene también que el sexo no es biológico sino una construcción social.

El sexo y el género, en el transactivismo queer, no están necesariamente conectados. Es más, lo importante es el género.

¿De dónde viene la discriminación según el transactivismo queer? La discriminación viene de un sistema binario rígido que obliga a la persona a identificarse como un hombre o una mujer y castiga a toda persona que no se ajuste a lo preestablecido (esta discriminación no sólo la padecen las mujeres sino también los hombres, especialmente aquellos que no se identifican completamente con el modelo prescrito para su género).

¿Cómo luchar contra esta discriminación? Pues rechazando el sistema binario e identificándose como proscritos de género y demandando el reconocimiento de una amplia gama de identidades de género. Según esta perspectiva, el número ideal de identidades de género podría ser infinito.

 

Feminismo radical (radical de ir a la raíz de la opresión de la mujer)

El feminismo radical distingue claramente entre sexo y género. Mientras que el sexo se refiere exclusivamente a la realidad biológica como machos y hembras de la especie humana, sin ninguna otra connotación a nivel psicológico o de identidad; el género es una construcción social que consiste en una serie de normas, roles y comportamientos impuestos a mujeres y a varones y que conllevan la subordinación de las mujeres con respecto a los varones.

Así, mientras que el transactivismo queer da un valor neutro a los géneros, el feminismo analiza los géneros de forma jerárquica, es decir, lo masculino es más valorado que lo femenino en todas las sociedades y culturas.

Por lo tanto, el sistema sexo-género es un sistema jerárquico que subordina a las mujeres como clase frente a los varones. Se trata de un sistema de poder que utiliza la violencia, las imposiciones culturales y la coerción psicológica para explotar el sexo y la capacidad de gestar de las mujeres a través de prácticas sociales como la prostitución, la pornografía o el alquiler de vientres. Que se beneficia de todo el trabajo no remunerado de crianza y cuidados que realizan las mujeres, y un largo ecétera.

El género sería la opresión de clase de las nacidas mujeres.

Por lo tanto, el género para el feminismo NO ES NATURAL NI VOLUNTARIO ya que ninguna persona desea libremente estar subordinada a otra. El sexo biológico es una característica física de cada persona, y aquellas nacidas mujeres son socializadas, a través de la cultura, en la feminidad. Educar a las mujeres en la feminidad, es decir, en la subordinación, es ya de por sí un abuso. Es violento y discriminatorio.

¿Por qué es opresivo? Es opresivo porque se basa en la subordinación de una clase, la de las mujeres, por parte de los hombres.

¿Cómo combatir la opresión que padecen las mujeres?. Las mujeres cuestionan el orden social patriarcal y se organizan para acabar con el poder masculino y sus privilegios, y al mismo tiempo, con el sistema jerárquico sexo-género. Para las feministas el número ideal de géneros ¿sería? NINGUNO. Sin la existencia del patriarcado, no habría necesidad de género. Es decir, el feminismo persigue la abolición del género.

 

Breve análisis Transactivismo Queer vs Feminismo (radical):

Si el género no es más que una cualidad personal individual, entonces la discriminación basada en el género para el transactivismo queer ocurriría cuando las personas no pueden expresar su identidad de género sin sufrir discriminación, así como cuando se niega la existencia del concepto identidad de género.

Una de las consecuencias que se deriva de considerar el género como una identidad, y no como un sistema de opresión colectivo, es que no se analizan las opresiones que sufren las mujeres como clase. Es decir, se borra de un plumazo toda la desigualdad estructural que sufren las mujeres en base a su SEXO. Algunos ejemplos de opresiones que padecen las mujeres: prostitución (privilegio masculino), pornografía (privilegio masculino), vientres de alquiler (utilizar a las mujeres como vasijas humanas). Nos aventuramos a afirmar que ésta es la razón por la que tantas/os transactivistas queer son firmes defensores de la prostitución, de la pornografía y de los vientres de alquiler.

Para el transactivismo queer el género es una cualidad a celebrar y reivindicar ya que no entienden el género como un sistema de opresión donde las mujeres son las subordinadas. Una y otra visión de género chocan frontalmente, es decir, son totalmente antagónicas. El feminismo defiende que la opresión que sufren las mujeres es sexual y el vehículo para subordinarlas es el género que el patriarcado les impone. Por lo tanto, las feministas no desean reivindicar el género sino ABOLIRLO ya que es el medio que se utiliza para OPRIMIRNOS.

Se acusa muchas veces al feminismo radical de ser esencialista. Nosotras pensamos que esencialismo es defender la idea de que el género es biológico o innato, y no construido socialmente.
Las feministas hemos luchado contra este esencialismo/determinismo desde un primer momento. El determinismo biológico ha sido el arma usada para justificar absolutamente todo, desde la exclusión de las mujeres de la educación hasta la violencia sexual de los hombres.

La mejor herramienta para dominar a otras personas es convencerlas de que su opresión es producto de la naturaleza u obra y gracia de Dios, de esta forma no podrán deshacerse de ella y la aceptarán como parte de su destino. La naturalización de la subordinación de las mujeres es la forma mediante la cual el patriarcado ha ejercido su dominio. Por lo tanto, el esencialismo biológico es muy eficaz a la hora de anular la capacidad de resistencia.

El género es a las mujeres lo que la raza es a las personas negras.

Por esta razón, rechazamos firmemente la idea de que el género es biológico o innato o una identidad. Aceptar que el género es biológico, innato o una identidad sería asumir que las mujeres no podemos escapar de nuestro destino, sería asumir que somos sumisas por naturaleza.

Rechazamos la idea de un cerebro femenino tan contundentemente como rechazamos la idea de un cerebro de persona negra.

La feminidad no es natural o innata en las mujeres, por lo tanto, el género no es una identidad. El género es opresión para las mujeres.

El NEUROSEXISMO en nuestra cultura llega hasta el punto de asignar diferencias cognitivas entre los sexos, y reclamar la existencia de diferentes cerebros. Para el feminismo no es sino una nueva JUSTIFICACIÓN BIOLOGISTA de una socialización sexista diferenciada. Estas supuestas diferencias cognitivas que hacen que a las mujeres se nos den mejor los cuidados, las letras, las emociones y a los hombres las ciencias puras, las ingenierías, el poder y la agresividad, es lo que llamamos género. Socialización diferenciada desde el momento en que nacemos. Esta socialización sexista asegura que la sociedad siga adjudicando tareas no remuneradas a las mujeres, relegándolas al ámbito doméstico y acostumbrándolas a un papel secundario y de abnegación en la sociedad. Por el contrario, esas supuestas diferencias cognitivas proporcionan a los hombres una justificación para tratar desigualmente a las mujeres a nivel global. Las mujeres cobran menos por el mismo empleo, no acceden a los puestos de poder,  los hombres desatienden las labores en el hogar y no se corresponsabilizan, justifican instituciones sociales como la prostitución o defienden la pornografía basándose en una supuesta sexualidad incontrolable y desbordante. Y así sucesivamente.

Gracias a que numerosas científicas (Daphna Joel, Cordelia Fine o Gina Rippon) han empezado a cuestionar estos dogmas, hoy día hemos descubierto que la mayor parte de los estudios que proclaman unas tremendas diferencias cognitivas entre hombres y mujeres no sólo son tendenciosos, están sesgados y son poco rigurosos, sino que además, la mayoría no tienen en cuenta la socialización sexista como fuente de las diferencias entre varones y mujeres. Es decir, son estudios donde la perspectiva de feminista brilla por su ausencia.

Últimamente nos asombra comprobar que es un insulto o un tabú RECONOCER que las mujeres son socializadas en la feminidad desde su nacimiento, es decir, como una clase social subordinada para quien la explotación por parte de los hombres tiene vía libre, está naturalizada y arraigada en las normas sociales, culturales e incluso en las leyes.
Los varones se socializan desde el nacimiento como la clase sexual privilegiada que se alimenta de la subordinación de las mujeres.

Ahora bien, nos resulta muy ofensivo escuchar que las mujeres transgénero han sufrido las mismas opresiones que cualquier mujer socializada como mujer, ya que esto no es cierto. Y esto no quiere decir que no hayan sufrido o sufran otro tipo de discriminaciones.

Es un hecho innegable que las personas que no se ajustan a los estereotipos de género sufren riesgos. Son percibidos como una amenaza ya que son la viva prueba de que el género no es natural. Es obvio que todos los sistemas de poder necesitan naturalizar sus jerarquías, como ya comentamos anteriormente, es mucho más difícil luchar contra un orden social que ha sido creado por la naturaleza o por Dios, que contra un orden social injusto fruto de una cultura patriarcal.

La sexualidad masculina se ha construido en torno al poder, y a veces, alrededor del sadismo. Sólo hay que pensar en la violación, donde casi el 99% de las personas que violan son hombres. Fue Catherine MacKinnon la que señaló lo siguiente: “Los hombres follan mujeres; sujeto verbo objeto”. En otras palabras, muchos hombres necesitan saber quién forma parte de la categoría objeto follable/objeto sexual. Necesitan que esta categoría esté bien definida ya que de esta manera saben que nunca formarán parte de ella. Muy probablemente, ésta sea una de las razones, por la que aquellas personas que no se ajustan a las demandas de género son castigadas de manera brutal por parte de los hombres. Les aterra la posibilidad de ser tratados de la misma manera que son tratadas las mujeres. Y es que la masculinidad patriarcal se define no por lo que es, sino por lo que NO se es. Es decir, un hombre NO ES una mujer, o dicho de otra manera, “ser hombre es, ante todo, NO SER una mujer”.

Una de las vías más importantes para desmantelar el patriarcado es que nadie pertenezca a la categoría de objeto follable.

Explicado todo lo anterior, rechazamos el prefijo “cis”. Se denomina “cis” a una persona cuya identidad coincide con el género que le corresponde a su sexo biológico. El atributo “cis” es tremendamente opresivo hacia las mujeres. Como feministas si admitimos que somos cis mujeres o mujeres cis estaríamos inevitablemente asumiendo que somos masoquistas por naturaleza ya que nos identificaríamos y aceptaríamos de buen grado el lugar de ciudadanas de segunda al cual el patriarcado nos ha relegado (no lo hemos elegido). Las mujeres estamos socializadas en el rol de la feminidad que oculta la subordinación de una manera tan profunda en nuestra socialización que ni si quiera la vemos o somos capaces de ponerle nombre. Tenemos tan naturalizado este rol que la mayor parte mujeres creen que la respuesta está en nuestra naturaleza de “mujer”. Las feministas sabemos que esto no es cierto.
Entendemos que el concepto “cis” existe porque se cree que el género es INNATO, cuestión que rechazamos por completo. Las feministas somos abolicionistas del género, ya que para nosotras el género es construido socialmente con el fin de someternos, y por lo tanto, susceptible de ser abolido. Una vez consigamos abolirlo, dejaremos de estar oprimidas.

Por otro lado, no creemos que añadir categorías extras entre los dos polos mujer-hombre conduzca a deshacer el sistema patriarcal ya que nos seguimos basando en el binarismo, en los mismos estereotipos patriarcales para crear esas subcategorías.

Puesto que el transactivismo queer reivindica el género y el feminismo es abolicionista del género es esperable que sigan produciendo colisiones y conflictos. Repetimos, son dos formas totalmente opuestas de entender el género.

Para ir finalizando nos parece oportuno recordar que el feminismo no es una cualidad inherente al hecho de ser mujer. Existen en todos los colectivos, privilegiados y oprimidos, mujeres machistas. Es intuitivo creer que el hecho de sufrir una opresión y rebelarte contra ella te hace sensible a todas las opresiones, pero es una falsa percepción. Se puede ser mujer sufriendo por ejemplo la opresión de clase o raza y, sin embargo, no ser consciente de la opresión que se sufre por ser mujer. El hecho de que la lucha por los derechos de las mujeres transexuales y transgénero y la lucha feminista tengan en común la palabra mujer, puede dar lugar a que se confundan ambas luchas. Por esta razón, es importante recordar que la lucha del colectivo de personas transexuales y transgénero usa el concepto mujer para reivindicar una identidad y la lucha feminista dirige su activismo político y social a las mujeres como sujeto político del mismo para liberarnos de la de opresión que sufrimos. Unas quieren ser reconocidas como mujeres, otras son mujeres y oprimidas por ello.

Las manifestaciones a favor del aborto están llenas de mujeres menopáusicas o estériles que se sienten identificadas con la lucha feminista aunque individualmente no les afecte, el feminismo no se adapta a las particularidades de cada mujer: lucha por todas, por el bien común del global de las mismas. Es por ello que no se pueden permitir, ni se pueden considerar feministas acciones como ésta:
https://purplesagefem.wordpress.com/2017/02/04/queer-fascists-attempt-to-ban-feminist-books-from-a-womens-library/ o http://www.feministcurrent.com/2017/02/07/vancouver-womens-library-opens-amid-anti-feminist-backlash/

En las noticias enlazadas se explica que, a principios de febrero, una nueva biblioteca de mujeres, abierta en Vancouver y dirigida por voluntarias, fue víctima de un ataque por un grupo de transactivistas ¿feministas? queer y «pro-prostitución». Echaron vino sobre los libros, activaron la alarma anti-incendios, fumaron dentro del espacio y empezaron a arrancar posters de las paredes. Las mujeres allí presentes acabaron llamando a la policía debido a la intimidación de la que fueron objeto y por miedo a la destrucción de la propiedad. Para quien desee más información, se grabó parte del suceso y el vídeo resultante se puede encontrar en internet. La biblioteca ha amanecido recientemente con pintadas en el exterior del edificio.

Antes de concluir, queremos también poner de relieve que la línea de lucha de Plataforma Anti Patriarcado ha sido siempre clara, somos abolicionistas de la prostitución, abolicionistas de la pornografía que fomenta claramente la violencia contra las mujeres y contra las niñas, críticas con la hipersexualización de las niñas y la pedofilia, estamos radicalmente en contra de los vientres de alquiler y como hemos dicho ya, somos abolicionistas del género. Entre otras muchas cosas.

En definitiva, tenemos pensamientos, enfoques y prioridades muy distintas a las del transactivismo queer. Podemos debatir, compartir y hallar soluciones conjuntas, que sería lo más productivo para todas, pero lo que no podemos ni haremos, será callar nuestros pensamientos, enfoques y prioridades. Tenemos derecho a expresarnos y a defender nuestra lucha feminista. Como mujeres feministas no vamos a tolerar a ninguna persona, hombre o mujer, de ningún colectivo, que intente callarnos o censurarnos. Tenemos derechos y tenemos voz, y seguiremos utilizándola. El hecho de que se nos acose, amenace o violente por defender lo que consideramos justo pone de manifiesto una violencia que no es compatible ni jamás será compatible con el feminismo. Seguimos pensando y seguiremos defendiendo que la lucha feminista y la lucha del colectivo de personas transexuales y transgénero son luchas con algunos puntos en común pero NO SON la misma lucha.

Lo verdaderamente vergonzoso de todo este asunto, no es ya que hayan manipulado y tergiversado el post que escribimos sino es que hayan impuesto la CENSURA ante la discrepancia. Nos revelamos ante miles de años de censura, humillación y persecución. Así que no nos callarán, ni en nombre del patriarcado, por supuesto, ni en nombre de ninguna otra institución, fenómeno social o colectivo aparentemente progresista.

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*Nota sobre la traducción: hemos utilizado el término «conejo» en español como equivalente al término «pussy», que en inglés significa tanto «gato/minino» como «vulva», para dar cuenta del juego de palabras y de dobles sentidos que utilizaron las mujeres en la marcha, ya que «conejo» cuenta también en español con esos dobles significados.

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PRUEBAS DEL APOYO DE LA PLATAFORMA AL COLECTIVO TRANS


Como muchxs sabéis estamos sufriendo un cruento y violento ataque liderado por algunas personas transactivistas y algunxs de sus simpatizantes, quienes nos acusan falsamente de difundir el odio y la transfobia contra las personas, y especialmente, las mujeres trans por decir lo que el feminismo lleva más de tres siglos diciendo, que el género es un constructo social y cultural opresor patriarcal, no una identidad. Dichas personas están llevando a cabo una campaña de acoso e incitación a la violencia tanto hacia nuestra página como hacia las administradoras con el fin de tumbar y silenciar tanto la página, como nuestros perfiles personales, y los de todas aquellas personas que nos defiendan, utilizando la estrategia de la denuncia masiva de contenidos, aunque estos no incumplan ninguna política de Facebook.

Quien nos siga desde hace años sabrá del compromiso de esta página con todos los grupos oprimidos y discriminados por el patriarcado, incluido el colectivo trans. Quien nos siga desde hace años sabrá también que nunca hemos invisibilizado sus violencias ni negado su autodeterminación, sino todo lo contrario, hemos denunciado siempre las violencias que sufren, hemos defendido sus derechos y nos hemos alegrado por sus logros. Por eso, más que palabras, aportamos pruebas de posts colgados en nuestra página a lo largo de los últimos años y anteriormente a este conflicto en apoyo a este colectivo por parte de esta  Plataforma.

Tenemos muchos motivos para sospechar que este ataque, camuflado de acusaciones de transfobia, tiene otros intereses económicos e ideológicos ocultos. Creemos fehacientemente que quieren quitarnos de en medio por nuestro firme compromiso abolicionista frente a la prostitución, tanto de calle como la filmada (pornografía), y por nuestra repulsa hacia los úteros de alquiler y compraventa de bebés, motivos por los cuales llevamos mucho tiempo recibiendo ataques organizados e intentos de censura llevados a cabo por parte de lobbies proxenetas, regulacionistas pro vientres de alquiler, puteros y machistas, así como nuestra lucha contra las farmacéuticas que tanto están invirtiendo en partidos tanto de izquierdas como de derechas, en organizaciones públicas, ONG’s, colegios, institutos y Universidades para promover el uso de bloqueadores hormonales en niñxs, tal y como hace el lobby proxeneta para blanquear la prostitución. En resumen, nuestra postura abolicionista del género (algo que lleva reclamando el feminismo, repetimos, 3 siglos) es muy incómoda también para el lobby farmacéutico que está poniendo una pasta gansa en partidos y universidades públicas y privadas para defender sus intereses económicos a costa del sufrimiento de las personas trans, pues las están instrumentalizando con fines espurios.

Las personas que están liderando el ataque, a quienes no vamos a nombrar para no ponernos a su altura, aunque sabemos quienes están detrás de esta campaña de acoso, son auto declaradas regulacionistas y defensoras de la mercantilización y cosificación de nuestros cuerpos y úteros, solo basta con poner algunas palabras claves en google o twitter, o youtube y verán sus comentarios y vídeos, tomen sus propias conclusiones. Creemos que, como no han logrado hacernos caer por nuestra postura abolicionista, cada vez más aceptada, y creciendo cada vez más (afortunadamente y mal que les pese), han querido usar la excusa de la transfobia, algo muchísimo más condenable socialmente y a lo que nadie puede hacer oídos sordos, lógicamente, para silenciarnos, para acabar con nuestra reputación y por ende, con una página, muy incómoda para los intereses de las mafias del sexo, los puteros, lxs pro regulación de la prostitución y los lobbies pro vientres de alquiler y los lobbies farmacéuticos.

Próximamente publicaremos un comunicado desde este mismo blog explicando con detalle nuestra postura y el motivo de las discrepancias que han dado pie a este y otros conflictos tanto en nuestro grupo como a nivel global. Sólo decir que nos parece súper injusto y desproporcionado el escarnio público, las amenazas, la violencia y la caza de brujas a las que nos están sometiendo estas personas por defender algo que lleva toda la vida exigiendo el feminismo. De momento, les dejamos con unos ejemplos de la integración en la lucha feminista de PAP de las personas transexuales durante todos estos años.

NI PODRÁN CON NOSOTRAS, NI PODRÁN CON EL FEMINISMO.

GRACIAS POR DIFUNDIR Y POR TODO VUESTRO APOYO.

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GRACIAS DE CORAZÓN POR TODO VUESTRO APOYO.

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CARTELES HECHOS POR NUESTRAS QUERIDAS SEGUIDORAS EN NUESTRA DEFENSA

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TRADUCCION DE ESTE TEXTO  AL FRANCES Y AL INGLES POR CORTESÍA DE LAS COMPAÑERAS DE «TRADFEM»
https://tradfem.wordpress.com/2017/02/11/une-nouvelle-chasse-aux-sorcieres-another-witch-hunt/

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Pon un hombre igualitario en tu vida


O mejor dicho, de poner un hombre en tu vida, ante todo, procura que sea feminista.

¿Por qué? Pues porque sólo una persona que te vea como igual te tratará como tal, con el respeto, la cooperación, la dignidad, la dedicación, los derechos, la equidad, la escucha, la honestidad y el trato justo que mereces.

JohnLegend lindo

Sí, lo sé, es muy fácil decirlo, pero, ¿cómo encontrarlo?

Primero que nada, y por opuesto que parezca, no “necesitando” a ningún hombre en tu vida. Conociéndote, queriéndote, mimándote, sabiendo estar bien sola, conociendo cómo colmar tú misma tus necesidades, siendo auto suficiente, y jamás poniendo tu felicidad, tu equilibrio mental, tu autoestima y tu valor en manos o boca de nadie.

Si no aprendemos a estar solas, a ser felices y a disfrutar de nuestra propia compañía, difícilmente podremos elegir con autonomía. Tenderemos a tirarnos en los brazos del primero que nos prometa llenar el vacío que traemos, sin pararnos a pensar en si esa persona realmente es buena para nosotras. Las consecuencias pueden ser nefastas.

Si consigues lo anterior, que no es nada sencillo tal y como está planteada la sociedad que considera la soledad femenina como un fracaso, tendrás un gran camino andado.

MARCELA LAGARDE

Lo segundo que necesitas es saber dónde están tus límites y NO saltártelos.

Has de tener claro cuáles son las cosas que no soportas y con las que te niegas a vivir. Escríbelas en un cuaderno si hace falta para tenerlo siempre presente, y si identificas alguna de ellas en la persona con la que estás y ves que no está dispuesto a modificarla, adiós, bye, sayonara. A menos que quieras vivir sufriendo, que con alta probabilidad no será el caso (a menos que te mientan y te lo oculten, para lo que debes tener siempre un plan de escape).

Recuerda siempre que esa popular frase de “si tú no te respetas, nadie lo hará”, es una verdad como un templo, pura matemática, y si no me crees, simplemente prueba a hacerlo y te sorprenderás. Cuando te respetas no permites que te pisoteen de ninguna manera, no vives con algo que te resulta insoportable, lo cortas ipso facto. Y para tener la fuerza para hacer esto es muy importante trabajar y reforzar la autoestima que la sociedad patriarcal y su publicidad se empeñan en destrozarnos desde la infancia a las mujeres, con el objetivo de controlar nuestro comportamiento, nuestro físico y nuestro consumo.

Por otro lado, si la persona con la que estás sabe que eres inflexible en esos puntos, si quiere seguir a tu lado se lo pensará mucho antes de jugársela a todo o nada.

Todo esto te facilitará enormemente el tercer paso:  no salir con hombres machistas.

Algo que, aunque pueda parecer fácil, no lo es. Una, porque son mayoría, y otra, porque cuando a un hombre machista le gusta una mujer, especialmente si sabe que no tiene “compromiso” (aunque a veces aunque lo tengan lo intentan igual),  incluso aunque ella sea feminista, no se rinde fácilmente y utilizará todas sus artimañas para conseguirte, te prometerá la luna, te dirá lo que quieres oír,  se hará pasar por lo que no es… Sí, has mal pensado bien: «incluso serán capaces de hacerse pasar por un hombre igualitario-feminista».

Un hombre machista tampoco entenderá que una mujer pueda ser enormemente feliz sola, o lo que viene a ser lo mismo, que pueda ser feliz sin un hombre. Así que no pierdas el tiempo tratando de explicárselo, porque intentará convencerte por todos los medios  de lo equivocada que estás y de lo mucho que le necesitas en tu vida.

Por eso mi consejo es que si ves venir o intuyes a uno de estos elementos no le digas que estás libre,  lleva una alianza de emergencia en el bolso, dile que eres lesbiana, que estás casada, arrejuntada, que te vas de misionera a Tombuctú, que tienes un herpes, lo que sea. Pero por lo que más quieras, si no quieres tragarte una y otra vez el show de macho alfa en pleno cortejo de apareamiento, dándole la oportunidad de manipularte y sucumbir (aunque sea para que se calle), no le des un sólo atisbo de disponibilidad.

Si logras resistir, te aseguro que por descarte y probabilidad (porque muy posiblemente tendrás que dar unas cuantas calabazas), tarde o temprano te encontrarás  con uno de esos seres maravillosos: un hombre igualitario. Conviene resaltar que, si todas hiciéramos lo mismo y nos negáramos a salir con especímenes de Atapuerca, no les quedaría más remedio que evolucionar si quieren seguir perpetuando la especie.

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Uno de los errores más graves que cometemos en el amor, especialmente las mujeres debido a la educación patriarcal recibida y la idealización del amor romántico- aunque nos puede ocurrir a todas/os en general, es enamorarnos primero, y conocer a la persona después, cuando tendría que ser justamente al revés: hay que elegir compañero con el cerebro racional.

El amor a primera vista es una trampa cultural y biológica, pura idealización, y este tipo de amor romántico que nos mete la cultura con calzador es altamente peligroso para la salud física y mental de las mujeres. Aunque compartimos el mismo mundo y al nacer somos seres muy parecidos, la sociedad nos segrega y nos educa por sexos. A ellos, salvo casos excepcionales, no se les educa para que el amor sea «el todo» como a nosotras, no se les mete el cuento de la princesa azul y el amor para toda la vida, se les educa en sentido contrario, y para todo lo demás; para las grandes hazañas, para separar amor de sexo al mismo tiempo, para la promiscuidad y las conquistas, para ejercer el liderazgo, y muy a menudo, para no considerar siquiera sujetos de derecho a las mujeres, sino objetos sexuales, chachas, mamás, educadoras, psicólogas, o una mezcla de todo junto.

Son pocos los que, educados en esta sociedad patriarcal, nos ven realmente como iguales y merecedoras del mismo respeto y reconocimiento que se guardan para sí mismos. Es una cuestión educativa y cultural. Por suerte, no son todos, algunos reciben una educación distinta en casa o han sido capaces de abstraerse y rebelarse contra esta cultura. Pero para la mayoría el amor simplemente es un complemento más al igual que las mujeres: cosas perfectamente intercambiables. Especialmente cuando dejamos de serles útiles, y ya no digamos cuando empezamos a exigir igualdad, colaboración y respeto, ¡¡cómo nos atrevemos!!

Por ello, no está de más conocer cómo funciona nuestra mente cuando nos enamoramos. Si entendemos que es una respuesta biológica irracional de nuestro cerebro primitivo cuyo único objetivo es el apareamiento y la perpetuación de la especie, y no nuestra felicidad, ni nuestra salud mental, ni la construcción de relaciones sanas y equilibradas, ya sea a corto o a largo plazo, podremos elegir mejor y no caer en las trampas de la cultura machista y la biología.

Porque si simplemente nos dejamos llevar, pasa lo que pasa: cuando empezamos a verle los colmillos al lobo, y sale a flote su verdadera personalidad, esa que nos ocultaban al principio mostrándonos solo lo que queríamos ver y oír, ya estamos enamoradas hasta la médula, enganchadas emocionalmente, y eso nos puede dejar incapacitadas para reaccionar y salir de relaciones que nos hacen sufrir, nos maltratan y hasta nos matan.

Pocas cosas hay tan cobardes y rastreras como obligar a alguien a vivir con lo que no quiere valiéndose de la mentira para negarle a la otra persona el derecho y la libertad de elegir, pero por desgracia esto sucede continuamente y tenemos que tenerlo presente. No se trata de ir desconfiando de todo el mundo, sino de estar alerta y preparadas para correr si hace falta. Debemos dejar y tener muy claro que por mucho que nos juren amor eterno, en el momento en que falte el respeto, ahí se acabó el amor para nosotras.

La doctora Clarissa Pinkola Estés, hace hincapié en su libro Mujeres que corren con lobos, en una herramienta fundamental para enfrentarnos a ese tipo de depredadores emocionales: la intuición.

Barba Azul representa al hombre oscuro que habita en la psique de todas las mujeres, es el depredador innato. Es una fuerza que hay que refrenar, y para hacerlo, las mujeres deben conservar sus facultades instintivas: la perspicacia, la intuición, la resistencia, la capacidad de amar con tenacidad, de sanar intuitivamente y de cuidar su creatividad, la aguda percepción, la agudeza auditiva. Barba Azul es la figura psíquica que se opone a todo ello.

Para desarrollar la conciencia, hay que buscar lo que se oculta detrás de lo directamente observable. Barba Azul es la tendencia de la psique que nos impide buscar detrás de lo visible, es la que prohíbe abrir la puerta que esconde los cadáveres. Para resistir al depredador, las mujeres han de decir su verdad con voz clara.

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Las mujeres que no saben identificar al depredador que se aloja en su psique pueden pertenecer a dos categorías: la de las no iniciadas, las jóvenes e ingenuas o bien aquellas cuyo instinto ha sido dañado. La cura, tanto para una como para otra, es escuchar la propia intuición, la propia voz interior, (la meditación).

El gran poder de la intuición está formado por una vista interior, un oído interior, una percepción interior y una sabiduría interior tan veloces como un rayo.

Se alimenta a la intuición prestándole atención. ¿De qué sirve una voz sin un oído que la reciba?

Nos ahorraremos mucho sufrimiento si escuchamos a esa joya que habita en nuestro interior llamada intuición, esa inteligencia inconsciente que raramente se equivoca y pocas veces escuchamos.

Aunque nunca hay garantías, hay lugares donde es más probable encontrar hombres igualitarios; áreas de igualdad de partidos de izquierda-comunistas-socialistas, organizaciones de hombres igualitarios, anti patriarcales y feministas, que viene a ser lo mismo, etc., la verdad es que pueden estar en todos lados.

Pero mucho ojo, porque incluso en esos lugares hay mucho/a machista encubierto.

Hombres apoyando en

Hombres apoyando en «La Marcha de las putas». Protesta, no a favor de la prostitución, sino contra la culpabilización de las mujeres en los casos de violación, abuso sexual y acoso por cómo van vestidas, o por haber consumido alcohol.

Y, por último, no te olvides del pensamiento y del lenguaje en positivo porque atraemos lo que proyectamos y pensamos. Si nos pasamos la vida diciendo lo que no nos gusta y hablando sólo de lo negativo, ocurrirá lo mismo que cuando nos falta autoestima y tenemos el mismo discurso negativo con nosotrxs mismxs, que con alta probabilidad acabaremos atrayendo el tipo de personas y situaciones que odiamos y queremos evitar, porque el resto, con esa actitud difícilmente se nos va a acercar.

Mejor hablar en positivo, ser asertiva, decir lo que quieres y poner tu intención en ello, así tendrás muchas más probabilidades de atraer a personas en la misma onda que respondan a esa energía que transmites y de reconocerles cuando les tengas cerca.

También es de mucha utilidad la redacción y visualización de lo que quieres encontrar: fijar objetivos concretos ayuda a la mente a enfocarse consciente e inconscientemente en aquello que queremos y a descartar lo que no nos interesa con mayor claridad y facilidad.

Aun con toda la información del universo, una cosa es saber la teoría y otra aplicarla, eso es lo más difícil. Por ello, puede que aunque tengas todas las herramientas del mundo caigas en la red de algún indeseable, es algo que nos puede pasar a todas, incluso aunque estemos seguras de lo contrario. Lo importante es que una vez enfrentes la situación hagas todo lo posible por salir de ella.

Pero lo más importante de todo es no olvidarte  nunca de ser tu mejor amiga, de quererte, protegerte, y ser fiel a ti misma y a tu intuición. Nadie externo cumplirá estos papeles mejor que tú.

si tú sabes lo que vales, ve y busca lo que mereces

Si tú sabes lo que vales, ve y busca lo que mereces.

Autora: A. Aguilar para Plataforma Anti Patriarcado

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*Nota de la autora: El texto está escrito en masculino y dirigido principalmente a mujeres y hombres heterosexuales porque son las relaciones donde más violencia y asesinatos se producen debido a la perjudicial idealización del amor romántico heteropatriarcal y heteronormativo, pero perfectamente se puede aplicar a parejas del mismo sexo ya que entre éstas también se reproduce el patriarcado y también existen personas machistas.

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Sobre la cosificación, o de cómo se atenta contra la Salud Pública física y mental de todas las mujeres y niñas


De la cosificación, al abuso y a la mercantilización de nuestros cuerpos hay un hilo muy delgado e invisible que lo une todo, el hilo conductor del Continuum de la violencia, de la violencia machista que recibimos las mujeres en las sociedades patriarcales.

Esa cosificación y deshumanización, es decir, el uso y abuso de nuestra imagen como objeto en los medios y en la cultura, esta en los cimientos normalizadores de la violencia hacia cualquier grupo, pero especialmente de las mujeres, por su extendida utilización, y está en la base de la pirámide de la violencia que sufrimos las mujeres y niñas, cuya cúspide son los asesinatos, palizas, abusos y violaciones. Pero el hecho de que esta objetificación esté unos escalones más abajo, no la hace, por sí misma, ni mucho menos, menos dañina y demoledora para nuestra salud física y mental, sobre todo teniendo en cuenta lo presente que está en nuestras vidas desde que nacemos.

Además, ese estatus inferior a nivel social que nos da nuestro reiterado encasillamiento en mujeres-cosa, esta pedofilización y esta fetichización sexual endémica de las mujeres y niñas en los medios, (porque sí, esto no se hace solo contra las mujeres, sino que también se hace contra las niñas), repercute asimismo en un riesgo para su integridad física y sexual, el riesgo que supone vivir inmersas en una cultura que no sólo es machista y misógina, sino pedófila, y que es una oda continua a las Lolitas, y a la erotización, inclusive de las niñas, no solo de las mujeres jóvenes y adultas. Esto sustenta y permite la perpetuación de un afianzado imaginario colectivo normalizador de nuestro sexo como objeto al servicio de los varones, lo que facilita y justifica, no solo la violencia que se ejerce sobre nosotras, sino el paso de objeto, a mercancía, como muy bien explica el catedrático en antropología experto en masculinidad y prostitución Óscar Montiel Torres. Imaginario que además permite que social y culturalmente se acepte y vea como normal nuestro uso, el de mujeres adultas y niñas, como esclavas sexuales para la industria proxeneta, prostitutiva y pornográfica, o la compra-venta de nuestros úteros y bebés, es decir, de los «Vientres de alquiler», más conocidos hoy con el eufemismo de «Gestación Subrogada», que no son más que grupos de mujeres en situación de vulnerabilidad económica en alquiler, a menudo granjas de mujeres pobres, como ocurre en Europa del Este y la India, mujeres pobres pobres y precarias del primer y tercer mundo, y sus bebés, seres humanos a la venta.

Fotograma de la película "Lolita" donde se erotiza constantemente el cuerpo de las niñas

Fotograma de la película «Lolita» donde se erotiza constantemente el cuerpo de las niñas.

La Ley de Igualdad aprobada en España, tanto la estatal como las provinciales, en el apartado de Publicidad Sexista y Medios, como en la canaria, lo deja claro, no se debe permitir, «establece que los medios de comunicación social, públicos y privados, evitarán utilizar a las personas como meros objetos sexuales, y que se denigre su dignidad humana», y esto es, incluso y aunque no se erotice la violencia sexual. Algo igualmente común y con repercusiones aún más graves, en cuanto a la intensidad de la violencia que provoca la erotización reiterada de la violencia sexual que se ejerce contra las mujeres en todos los medios, con especial énfasis en la violencia sexual y el constante acoso callejero que recibimos de los varones, pero ésto da para otro artículo. Y sin embargo, aún estando en las leyes, aún sabiendo el grandísimo daño que hace a nivel médico, psicológico.., se hace, se nos hace, todo el tiempo.

Nuestro mero tratamiento en los medios como objetos, no es solo una de las raíces normalizadoras y anestesiantes de todas las violencias que se ejercen sobre nosotras (largamente probado y estudiado desde hace décadas por la psicología clínica, la criminología, la antropología, la sociología y la psicología social que estudian la violencia), no solo es la base ideológica de la desigualdad, la opresión y la violencia directa que se ejerce sobre nosotras, sino que esa devaluación social incesable como clase, esa degradación incesable de personas a objetos es en sí violencia, y tiene un grave impacto, consciente o/e inconsciente en nuestro cerebro, y por ende en nuestra salud. Es como una bofetada aleatoria pero constante, una infravaloración perpetua y repetida de nuestro grupo sexual a nuestros propios ojos, y a los de toda la sociedad. Una devaluación de nuestra dignidad como individuas, nuestro valor propio, nuestra autoestima, nuestra conversión en un grupo de segunda, las no personas, como han dicho casi todos los filósofos de la historia de nosotras, o como diría la filósofa Simone de Beauvoir, seguimos siendo «El Segundo Sexo«, ciudadanas de segunda.

Fotograma de la película española "El guardian invisible", donde se  erotizan y cosifican los cuerpos de niñas asesinadas de 13 años

Fotogramas de la película española «El guardián invisible» de Netflix, donde se erotizan y cosifican los cuerpos de niñas asesinadas, y donde el cámara y director de fotografía no para de recrearse en cada plano que aparecen los cuerpos de las niñas muertas en sus pechos, y sus vulvas… Uno de esos planos que no he querido incluir se detiene largo tiempo en la vulva rasurada de una NIÑA. Luego nos preguntamos de dónde salen los pederastas, no son marcianos, son hijos sanos del patriarcado, su cultura, ESTA cultura y socialización. Los tenemos ahí haciendo y dirigiendo películas y haciendo cómplices de sus aberraciones, de su machismo a los espectadores, enseñando a los hombres a excitarse con ellas y creando imaginario violador, misógino y pedófilo, que muchos, demasiados, luego pondrán en práctica, pues los circuitos de excitación neuronales creados a través de la violencia no se desactivan con apagar la tele o el ordenador.

Fotograma de la película española "El guardian invisible", donde se erotizan y cosifican los cuerpos de niñas asesinadas de 13 años, uno de los planos que no he querido mostrar muestra varios planos erotizados de la vulva rasurada de una niña que no he querido incluir

Abajo algunos de los fotogramas de la película Tiempo (Old en inglés) en la cartelera de Amazon, donde el director no solo muestra a las mujeres como objetos sexuales, recorriendo con la cámara de arriba abajo y recreándose continuamente en sus cuerpos desde la mirada de un pervertido, cosificándonos, compartimentándonos y fragmentándonos, sino incluso lo hace con las niñas, mostrando numerosos planos primerísimos de sus pechos o nalgas.

Fotograma tras fotograma nos deshumanizan, plano tras plano nos cosifican, nos diseccionan hasta convertirnos en partes, donde se recrean en nuestras bocas entre abiertas evocando felaciones, encuadres de pechos, culos, trozos de cuerpo, aun aunque estos cuerpos finjan estar muertos, para uso, disfrute y abuso del protagonista masculino de turno, pero también del espectador.

Es una violencia continua que tiene un impacto, a veces consciente, si se tiene el conocimiento psicológico y la teoría y perspectiva de género feminista, pero la mayoría de las veces inconsciente, sobre nuestra salud mental. Y esto crea mucho malestar, no solo mental, sino físico, que, como digo, la mayoría no sabe identificar ni nombrar, y, que a menudo, se traduce en la consulta del medicó/a de cabera o terapeuta como ansiedad, depresión, falta de autoestima, dolores físicos que no se sabe de dónde vienen, trastornos mentales de la autoimagen; anorexia, bulimia y otros trastornos alimentarios, rechazo a tu propio cuerpo, disforia, adicción a la cirugía estética, por no hablar de los intentos autolíticos, etc. Si hasta mises universo se han suicidado por no considerarse lo suficientemente guapas a ojos del Patriarcado, imaginen lo que pasa por la cabeza y la vida del resto de mujeres y niñas mortales, y esto, no nos lo hacemos nosotras, dado que en algo que opera a nivel inconsciente desde la infancia, se nos hace.

Y ahora, me dirijo directamente a los compañeros varones, porque «tu libertad» (privilegio masculino) de cosificarnos en los medios, creaciones culturales, publicidad, etc, o simplemente beneficiarte pasiva y tácitamente de ello, crea un problema de Salud Pública física y mental colosal, nada menos que en el 51% de la población mundial femenina. Y que todo esto lo obtenéis a cambio de nuestra salud mental, sexual y física, pues como es bien sabido, lo mental, y la falta de poder real se somatiza en lo físico, como lo explica Betty Friedan, psicóloga social, en su célebre libro «La mística de la feminidad» donde habló de <<El problema que no tiene nombre>>«, manifestado en «autodestructivas patologías como ansiedadalcoholismo, desmedido deseo sexualneurosis o incluso suicidio, propiciadas por la imposición de estereotipos (…). O Naomi Wolf en «El mito de la Belleza», donde entre otras cosas la autora expone cómo a través de la imposición de estos cánones de belleza imposibles patriarcales masivamente mediáticos y sociales se ejerce la dominación sobre las mujeres, ya que se las mantiene ocupadas, débiles, enfermas, y al margen del poder, mientras intentan, a toda costa (ya que de ello depende su aceptación, visibilidad y existencia social), encajar en un imposible. Y donde esta lucha interna imposible de lograr ocupa y consume un tiempo enorme en nuestras vidas, y un desgaste tremendo en nuestra salud. O como explica el sociólogo Pierre Bourdieu en «La Dominación Masculina», a través del término «Violencia Simbólica», que es como se denomina a esto que hacen los medios con nosotras y nuestra imagen, cómo ésta no solo en sí misma un tipo grave (aunque invisible y soterrada ante la mayoría de ojos) de violencia, sino una de las herramientas a través de la cual se somete a las mujeres socialmente, se las dota de menos valor social, y se las coloca, no solo en un nivel inferior al varón, sino al servicio de éste.

Tu «libertad»/privilegio a recrearte a cualquier hora del día, activa o pasivamente, en todas las películas, series, programas, publicidad, vídeos musicales, vídeo juegos, porno.., se impone a cambio de nuestro derecho a una vida libre de violencia, física, psicológica, emocional, y sexual. Cualquier varón o mujer que tenga un mínimo sentido de la justicia debe trabajarse y tomar consciencia de esto si realmente queremos luchar contra estas violencias, por más que les pese y las tenga normalizadas, debe entender, pese a que parezca algo sin importancia, o que es pura fantasía a sus ojos, el probado científicamente y gravísimo impacto que tiene en nuestra psique y en la normalización de la violencia contra mujeres y niñas especialmente, pero no solo.

Pero si además eres hombre que trabaja en Igualdad, violencia, violencia machista, o que aplica en su trabajo la perspectiva de género feminista, como sabiamente recomienda el catedrático en antropología experto en masculinidad y prostitución Óscar Montiel Torres en su artículo «La construcción del ser intelectual: reflexiones personales sobre violencia, autocoacción emocional y producción intelectual», especialmente tú no deberías aventurarte a trabajar en este ámbito sin antes hacerte consciente de los privilegios que tienes sobre las mujeres, ni sin renunciar a ellos, ni sin trabajarte tu masculinidad y las violencias que ejerces contra todas nosotras de forma directa o pasiva, consciente o inconsciente, incluida, y sobre todo ésta, pues, no solo no es coherente, no solo es en sí violencia, sino que es uno de los pilares más importantes del sostenimiento de todas las demás.

LA DESHUMANIZACIÓN ES LA BASE DE LA VIOLENCIA, LA VIOLENCIA ES FRUTO DE LA DESHUMANIZACIÓN.

Ana G. Aguilar para Plataforma Anti Patriarcado

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Cuestiones poliédricas


Lluís Rabell

Tras la adopción en consejo de ministros del anteproyecto de ley que reconoce la «autodeterminación de género», la cuestión «trans» sigue agitando la actualidad. Como era de esperar, ha sido el tema estrella en las manifestaciones del Orgullo. Y esto no ha hecho más que empezar. Para cualquier observador resulta sorprendente que la causa de un colectivo minoritario concite, a nivel mundial, el apoyo entusiasta de gobiernos, ámbitos académicos, medios de comunicación y producción cultural, que arrastre a sindicatos y fuerzas políticas de signo variado… Y eso, incluso en países donde los derechos de las mujeres son precarios o inexistentes y las sociedades siguen siendo muy homófobas. La paradoja se explica porque, en realidad, no se trata de preservar los derechos humanos, ni la dignidad de un determinado colectivo, sino de invocarlos… a fin de introducir un nuevo paradigma en la sociedad y grabarlo en el mármol de sus leyes.

Como…

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Por qué lo llaman poliamor cuando quieren decir privilegio (milenario) masculino


A colación de la reflexión de Kate Millet que compartí abajo, aquí dejo esto que he escrito sobre lo que yo llamo «La estafa del poliamor»:

¿Por qué lo llaman poliamor cuando quieren decir privilegio (milenario) masculino?

En primer lugar me llama mucho la atención la corta memoria histórica de algunas personas para que vendan como novedad algo que ha existido siempre. Y sí, lo «venden» incluso desde un supuesto «feminismo». Este mes me han llegado nada menos que 15 publicidades de talleres de poliamor, algunos financiados con dinero público por el Sr. Brito, defensor de la pornografía y la prostitución desde el Gobierno de Canarias, a pesar de la Ley de Igualdad Canaria.

Me pregunto por qué no hacen talleres educando en igualdad, o sobre empatía, ética y respeto, o sobre deseo, libertad y consentimiento sexual, o sobre violencia sexual y pornografía, o sobre cómo acabar con los micro y macro machismos y sus violencias en la pareja, así como con la asimetría de poder patriarcal en las relaciones, y no solo de pareja.

Nada de esto interesa porque se les cae el castillo de naipes de privilegios que se empeñan en perpetuar, incluso a través de cierto sector del «feminismo» (neoliberal). Mejor seguir garantizando el acceso libre al cuerpo de las mujeres y seguir adoctrinándonos desde la cuna para que creamos que es idea nuestra. No es de extrañar que así venga de fábrica casi toda la nueva generación de jóvenes «feministas».

Estos cursos no interesan porque quieren volver a marcarnos el caminito a seguir, el mismo de siempre pero con otro nombre, y sin la más mínima educación en igualdad, ni sexualidad, ni deconstrucción de la masculinidad, ni del machismo. Todo lo contrario, los principales defensores del poliamor moderno son los principales defensores de la pornografía, la prostitución, los vientres de alquiler, el tráfico de bebés, y mejor no entro en la teoría Queer.
¿Los beneficiados de este modelo tal y como sigue la sociedad actual? Los mismos de siempre.

¿Le tengo que recordar a alguien el amor libre/poliamor de los 60 bajo el, a priori, estupendo lema de «Haz el amor no la guerra», a través del cual se utilizó a las mujeres como reclamo publicitario, principalmente desde la izquierda (cual mujeres prostituidas, pero gratis) para que los soldados volvieran de la guerra? Adivinen quienes pagaron los platos rotos de los embarazos no deseados, de los 3, 4, 5 y más hijos de padres diferentes que se desentendían de sus retoños con la cantinela de la libertad, además del estigma social de las madres solteras de la época y la falta de ayudas a familias monomarentales. Ayudas que aún hoy brillan por su ausencia.

La peor parte de las ETS, especialmente referentes a todo tipo de cánceres ginecológicos por infección de Papiloma, también se la llevaron las mujeres, aún cuando en en esos años era algo anecdótico. Y hoy, con el pico más alto de enfermedades de transmisión sexual de la historia, especialmente de cáncer producido por papilomas, debido a la educación pornográfica en la promiscuidad sin protección, en la ausencia total de emociones y respeto, y en la violencia extrema, ¿adivinan quién se seguirá llevando la peor parte de la ecuación?

¿Les tengo que recordar también quién secuestró la Liberación Sexual Femenina rodando las mismas fechas, convirtiéndola en un producto machista y en una industria multinacional a gran escala de mujeres objetos sexuales a través de todos los medios, y también de la pornografía/prostitución? Sí, ya existían la prostitución y el porno antes de los 60, pero no como industria globalizada surtida por la trata y la coacción de mujeres y niñas a los niveles astronómicos que la sufrimos hoy.

Ahora, y una vez más, pretenden «imponernos» esta moda del poliamor que es tan vieja como la Historia (a los harenes y matrimonios múltiples me remito), como si fuera algo nuevo, como si no fuera ya posible tener relaciones abiertas o directamente ser promiscuo sin engañar a nadie. Y peor aún, y aquí viene mi principal crítica junto a la ética promiscua mal entendida, lo más grave es que pretendan «imponer» esta moda desde ciertos sectores como modelo único aceptable si quieres ser guay, modern@, transgresor y feminista. Todo esto, sin haber deconstruido y educado a la sociedad un ápice. La mayoría de estas personas no tienen claro aún ni lo que es el feminismo gracias a los medios de desinformación, y van a saber lo que es una relación sin asimetrías de poder con toda la cantidad ingente de tipos de violencias patriarcales que esto implica, sin haberse formado ni trabajado.

Aquí les dejo un enlace de un artículo científico que resume lo que significa el poliamor para la gran mayoría de hombres que viven «actualmente» en lo que aún sigue siendo, nos guste o no, un Patriarcado. Muchos de éstos señores van incluso de feministas sin haberse trabajado mínimamente su machismo ( https://ieip.es/el-sindrome-de-simon/ ). Para la mayoría de ellos el poliamor de moda es tirarse cada día a un@ nuev@ del Badoo, consumir cuerpos, nada más lejos del feminismo, ni más cerca del capitalismo patriarcal que impera en nuestros días. Cero cuidados, cero responsabilidad afectiva, cero empatía, cero capacidad de compromiso, cero ternura, cero todo lo que tiene que ver con el «amor». A ese «poli» le sobra la mitad de la palabra: el «amor».

Nadie, ni desde ese supuesto «feminismo» neoliberal que no hace más que confundir y desinformar, ni desde los medios capitalistas más machistas, debe marcarnos qué camino debe seguir nuestro deseo, nuestra sexualidad y modelo de relación elegida, a menos que este modelo se base en el abuso y la violación de derechos humanos de la otra persona.

Nadie puede decir o elegir que modelo de relación es lícito o no para cada un@, debemos ser nosotr@s quienes escuchemos lo que realmente nos llena, sea una relación abierta, homosexual, hetero, o monógama, o todo junto o nada de lo anterior, dependiendo del momento de nuestra vida y de lo que necesitemos.

Y para llegar a esto, mucho más importante que cursitos de «poliamor», hay que «deconstruir», hay que educar en igualdad, empatía, respeto, consentimiento, sexualidad, no violencia, hay que hacer entender a la gente lo que es la verdadera libertad, y la base de esta debe ser siempre el respeto, y sobre todo, el respeto a la diferencia.
Respeto como por ejemplo, que no te coaccionen por tus elecciones, incluso aunque ésta sea la monogamia y la heterosexualidad siendo feminista.

El feminismo no ha luchado todos estos siglos para seguir imponiendo modelos relacionales a las mujeres ni a nadie, ha luchado para que cada un@ elija lo que le hace feliz sin manipulaciones o coacciones culturales, sociales y mediáticas, desde la igualdad, el cuidado y el respeto, nunca desde la imposición, la coacción, o el sufrimiento/sometimiento del otr@.

Están volviendo a hacer lo mismo de siempre. Secuestrar nuestra sexualidad e imponer modelos relacionales que están más alineados con la misógina cultura del porno que con el feminismo. Están machacando e insultando a quien se sale de la vereda: ¡¿Qué no eres poliamoros@!? ¡Qué antigu@, puritan@, posesiv@ (pon aquí cualquier insulto que lxs machistas han utilizado y utilizan para silenciar a las feministas).

Como bien explica en el artículo de arriba el reconocido psiquiatra Enrique Rojas, la mayoría de los hombres no se hacen responsables afectivamente de una sola mujer, ni siquiera de sus hijxs, y se van a hacer responsables de varias mujeres e hijxs de diferentes parejas.

Que no nos tomen el pelo. Al menos algunas, no nos vamos a dejar coaccionar relacionalmente ni por los viejos machistas, ni por l@s nuev@s que tenemos infiltradxs dentro del feminismo.

Ana Aguilar

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Amar como feministas


«El amor ha sido el opio de las mujeres, como la religión el de las masas. Mientras nosotras amábamos, los hombres gobernaban. Tal vez no se trate de que el amor en sí sea malo, sino de la manera en que se empleó para engatusar a la mujer y hacerla dependiente, en todos los sentidos. Entre seres libres es otra cosa».

Kate Millet.

A las mujeres nos clasifican al nacer mirando simplemente nuestra entrepierna. Si tienes una vulva te agujerean las orejas y empiezan los mandatos de género. Empiezan desde antes incluso que puedas entenderlos. Cuando todavía no puedes analizar de qué va el mundo, tu entorno no ha perdido el tiempo y te ha caracterizado y vestido de manera que la sociedad pueda identificarte como niña. Poco a poco irás asimilando que formas parte de la mitad de la sociedad que ha de abrazar un cierto número de conceptos hechos para ti, entre los que se encuentra el amor romántico.

Los mandatos de género vienen incluso de personas que queremos y nos quieren, luego estamos completamente abiertas y confiadas a que así deben de ser las cosas. Personas de nuestra confianza nos llevan a ver películas de dibujos animados que fomentan esa idea tóxica y machista de cómo hemos de amar, y la sociedad entera parece estar de acuerdo en que las chicas encontraremos al hombre de nuestros sueños, que es sólo uno, y que puede ocurrir en cualquier momento. A la vuelta de la esquina puede estar ese hombre que te completará, porque tú a solas estás incompleta. Las niñas y adolescentes viven en una perpetua alerta romántica, porque si algo nos dejan claro es que nuestra mitad está en cualquier lugar y momento, y no podemos perder ese tren en un despiste, o nos quedaremos como medias mujeres. Como esas mujeres denostadas que viven solas, sin criaturas, y que envejecen rodeadas de gatos. Crecemos con miedo a convertirnos en ese tipo de medio-mujer.

Para cuando nos enamoramos de alguien, ya estamos completamente intoxicadas por el mito del amor romántico que nos ha dictado cómo son las cosas en este sentido. Sólo hay que escuchar cualquier canción de amor, ver cualquier serie o película romántica, o leer cualquier libro sobre el tema: los celos son síntoma inequívoco de que amas o te aman, y el sufrir por amor es ya el superamor, el amor elevado a su máxima potencia, porque «quien bien te quiere, te hará llorar».

El patriarcado, sin embargo, describe y enseña que el amor no es lo mismo para las mujeres que para los hombres. Para nosotras sólo hay una forma lícita y decente de amar: incondicionalmente. Hemos de ser amante abnegadas, fieles, acríticas, pacientes, pías, vírgenes, santas. Una mujer que empieza una relación debe ser una mujer cuya escala de preferencias presentes dé la vuelta para adaptarse a lo que el patriarcado ha diseñado para ella como «amor verdadero»: antes que tú, tu ocio, tu carrera o tus inquietudes está tu pareja, que es la que te dará criaturas, porque ¿dónde vas con ese útero sin darle uso? ¿qué es eso de vivir en una relación sin parir? Por lo que dar prioridad al hombre te premiará con descendencia de que la, por supuesto, tendrás que cuidar y educar tú en mayor medida que él. Si tienes dudas sobre esto, tu alrededor estará lleno de frases como «el amor todo lo puede». Se refieren a que tu amor todo lo puede, no el del hombre.

El concepto de amor que enseñan al hombre es completamente diferente: la fidelidad sin ir más lejos es opcional. De hecho, hasta 1978 en España estuvo penado que una mujer engañara a su marido: «cometen adulterio la mujer casada que yace con varón que no sea su marido, y el que yace con ella, sabiendo que es casada». Por supuesto, el hombre que «yacía» con ella se libraba diciendo que no sabía que estaba casada. Para los hombres que engañaban a sus mujeres había un delito diferente, llamado amancebamiento. En este caso, la «amante» del hombre casado no podía librarse bajo ningún concepto de la responsabilidad penal, que podía incluir incluso el destierro.

Los hombres infieles sólo cometían delito si tenían una relación amorosa y duradera con su amante. Las mujeres infieles sólo tenían que tener sexo una vez para acabar siendo asesinadas por ley por su marido (si él así lo quería, amparado por la ley ‘venganza de la sangre’, que no fue abolida hasta 1963) o, con más suerte, con una pena de cárcel.

De aquellos polvos, estos lodos, naturalmente. Aunque hoy no hay ley discriminatoria en este sentido, la sociedad rechaza profundamente la idea de una mujer siendo infiel, y se encoge de hombros si es el hombre el adúltero. «Los hombres son así», «está en su naturaleza», «necesitan más sexo que nosotras», «busca fuera lo que no le dan en casa», etcétera.

El concepto de amor para ellos, además de carecer de exigencias como la fidelidad, también está desprovisto de la obligación de abnegación, de la santa paciencia, del «aguantar y aguantar» y, sobre todo, del «aguanta por tus hijos». Los hijos y las hijas siguen siendo un tema materno. Si bien las cosas empiezan a cambiar en este sentido, es obvio que queda un largo camino por recorrer.

Al final, lo que los hombres entienden por amor se basa en gran medida en recibir. Recibir los cuidados que merecen, recibir trato preferencial por parte de sus compañeras de vida, poder centrarse en sus carreras o en su tiempo de ocio y que sean las mujeres las que le sigan y les sirvan de pilar para que todo esto sea compatible con tener las tareas domésticas atendidas y los niños y niñas criados, educados y amados. Los hombres se sienten así legitimados a exigir lo que cree que les pertenece cuando consideran que la mujer no está cumpliendo su papel. No tienen, además, que andarse con remilgos para exigir su porción extra de pastel, a diferencia de las mujeres. La violencia, la agresividad y la ira son monopolios de los hombres, y el saber encajarlas para mantener la paz familiar es cosa nuestra.

Esta forma de entender el «amor» es claramente un mito insostenible y misógino. Y en gran parte responsable de la violencia machista. Los asesinatos machistas son producto de la prepotencia que siente el hombre para dominar a la mujer, para controlarla y mantenerla dentro de los cánones que le han enseñado desde pequeño. Por eso muchos de los feminicidios ocurren cuando la mujer se dispone a separarse del hombre. Los derechos que las mujeres hemos logrado y el auge del feminismo hace que la crueldad de los asesinatos machistas haya incrementado, y no es casual o fortuito, es la reacción machista esperable de una sociedad misógina llena de hombres que han crecido con mensajes que consistían en «mereces una mujer bondadosa, fiel, cuidadora, paciente y abnegada». Merecen a una Bella que les perdone, los soporte y los ame incluso cuando se comportan como Bestia.

Para ellos, una relación, es recibir todo lo imaginable sólo a cambio de proveer a la pareja o a la familia. Eso es lo que históricamente se les ha exigido en calidad de hombres, y es precisamente eso lo que hace más hombre a un hombre, más masculino, mejor. El hecho de proveer. Y tan calado está en la sociedad ese rol de género que aun cuando la mujer ya ha salido al mercado laboral y también provee, ellos no ven la necesidad de hacer más de lo que han hecho históricamente. Obviamente queda claro que las conquistas que hacemos por un lado las pagamos por el otro, y es que en una sistema patriarcal es imposible la verdadera igualdad.

El mito del amor romántico no acaba aquí, por supuesto. También lo componen ideas como no poder sentir atracción o deseos por otra persona, si eres mujer, obviamente. Los hombres eso no pueden evitarlo debido, de nuevo, a su naturaleza. El determinismo biológico es usado constantemente por el patriarcado para justificar al hombre y la violencia machista. También tenemos el concepto de exclusividad, que recae con mayor fuerza de nuevo sobre nosotras: el «eres mía o de nadie» es una frase recurrente y amenazante que se repite en relaciones donde hay violencia machista.

«La maté porque era mía» también es un expresión que todo el mundo conoce y tiene su razón de ser dentro del sistema patriarcal. Se basa en el derecho que el mito del amor romántico le otorga a los hombres para poseer a la mujer como si se tratara de una cosa, un objeto. Y, por lo tanto, si ese objeto hace como si tuviera vida y pensamientos propios, y decide alejarse, el hombre siente que puede destruir el objeto. Es suyo, de nadie más, y lo que hace la gente con sus cosas no es cuestión pública, sino privada. Por eso la violencia machista ha sido siempre entendida como violencia privada, y hasta hace relativamente poco no ha pasado a ser considerada como pública.

El feminismo busca abolir, entre otras cosas, este concepto de amor que nada tiene que ver con la igualdad o con la realidad y la complejidad de hombres y mujeres. Lucha también contra los estereotipos de género porque estos causan violencia siempre contra la misma mitad del mundo: las mujeres.

Muchos aún ven un tema baladí que las feministas denunciemos mandatos de género que consideran menores, y argumentan falazmente que las mujeres que de verdad luchaban eran las «feministas de antes», las que luchaban por «cosas importante como el voto femenino». No ven (o no quieren ver) que en cada denuncia y reclamación del feminismo de hoy hay elementos que conforman la base de la violencia que luego ven en titulares y telediarios. Esa violencia que, una vez consumada, achacan a «un loco que» y no simplemente a «un hombre sano», como demuestran los datos una y otra vez.

Este San Valentín volverá a llenar las calles de todas las ciudades con frases y consignas que fomentan y perpetúan la violencia contra las mujeres. Llenos de tiendas con pasillos separados con regalos para él y regalos para ella. Estanterías rosas y estanterías azules, para que no te pierdas.

Ponerse las gafas violetas para observar la realidad tal y como es en vez de cómo nos han enseñado a distorsionarla es vital para nosotras.

Ser feminista, entre otras mil formas de empoderamiento, es aprender un concepto sano del amor en pareja, un amor que sí merece la pena vivir, y que es liberador en todos los sentidos.

Anónimo

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El chantaje forzado del feminismo como paraguas de todas las luchas


Todas las luchas deben confluir y apoyarse, pero cada una debe tener sus colectivos, sus objetivos y sus equipos trabajando a todo gas por conseguir metas concretas. Quien mucho abarca, poco aprieta, y un solo grupo no puede hacerlo todo, no es productivo, no es operativo, no es justo, ni viable.

El feminismo no puede ni debe ser el paraguas de todas las luchas, aunque su lucha contra el patriarcado beneficie, directa e indirectamente, a la eliminación de todas las violencias, opresiones, y discriminaciones, desde la machista, a la económica, a la de clase, a la imperialista y bélica, a la de raza, a la climática, etc, porque todas han surgido dentro de patriarcado y se han alimentado de éste, y más recientemente, de su alianza con el capitalismo, lo que lo ha empeorado todo aún más.

Otra cosa es, que todas las luchas, ya sean por los derechos humanos, sociales, animales, ecologistas, LGTBI, puedan y deban confluir y apoyarse. Deben, y esto es algo muy positivo y necesario. Pero son cosas muy distintas el «confluir» y el tener que «serlo» y «hacerlo» todo.

Es curioso que, sólo y siempre, se le exija esto a las mujeres. Olvidarse de sí mismas para darlo todo por los demás, otros, en algunos casos, con muchos más privilegios, privándonos así del escaso tiempo y ridículos recursos (teniendo en cuenta que somos la mitad de la población) con los que ya contamos para resolver las gravísimas violaciones de derechos que atañen a la propia vida y supervivencia más básica, y que enfrentamos cada día las mujeres y niñas del planeta.

Curiosamente todos los partidos hasta ahora han dejado siempre para luego nuestros derechos, porque siempre había algo más importante y acuciante cuando las decisiones y las gestiones dependían casi exclusivamente de los hombres. Y aún ocurre, no es que haya cambiado tanto la cosa, las mujeres estamos en guerra continua dentro de nuestras propias asociaciones, organizaciones y partidos, para que se reconozcan y defiendan en primera línea nuestros derechos humanos más básicos, y todavía pretenden que lo abarquemos todo, cuando no podemos ni salir a la calle sin miedo a que nos violen o meternos en una relación sin riesgo de que nos asesinen a la mínima. Y esto, en Occidente porque en el tercer mundo, es muchísimo peor.

Lo que nos piden, a través de un continuo chantaje emocional, es algo muy retorcido, algo como que, de tanto abarcar e incluir, en la propia red feminista de Gran Canaria, por poner un ejemplo, no se pueda debatir de las opresiones más crudas y sangrantes que sufrimos las mujeres y niñas en el mundo, como la esclavitud sexual, alquiler de úteros y el tráfico de bebés de mujeres pobres, y que esto no puede aparecer ni siquiera en el manifiesto del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, del 25 de noviembre, o del 8 de marzo. Esto es un auténtico atropello y un auténtico despropósito. Nos silencian en nuestro propio movimiento, colectivos que se han adherido diciéndose feministas pero que son machistas, porque silencian a las propias mujeres, sujetas políticas del movimiento.

Empezaron con el chantaje y la culpa para ser más inclusivas y nos han excluido de nuestros propios espacios. Y esto ocurre aquí, y en muchísimas otras partes de España, y del mundo, todo el tiempo.

Las mujeres vivimos con la culpa y el chantaje continuos, desde dentro (de nuestras propias familias, parejas, y supuestos grupos «seguros», e incluso, desde nuestras propias psiques por el adoctrinamiento, patriarcal) y desde fuera, para que renunciemos incluso a nuestra integridad y necesidades más básicas para ocuparnos de los demás, y esto ha llegado a un surrealismo tal, de no poder hablar ni siquiera de nosotras mismas y nuestras opresiones en nuestro propio movimiento. Curiosamente, y haciendo un paralelismo, esto mismo suele ocurrir en las relaciones de pareja machistas donde el poder es asimétrico (que son mayoría aún) y donde nuestra opinión y necesidades no cuentan, donde se nos silencia para priorizar los «deseos» y «caprichos» de otros sobre nuestros propios derechos humanos más elementales. Y esto es inadmisible.

A. Aguilar

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En un Estado proxeneta, todas somos putas potenciales


Ninguna mujer está a salvo de la lacra de la prostitución, ninguna, mientras haya desigualdad económica y de género, y mientras no se persiga hasta las últimas consecuencias a mafias y puteros, y a todos los hombres que se aprovechan de la desigualdad, todas somos susceptibles de ser prostituidas y violentadas sexualmente de una manera o de otra.

En una sociedad permisiva con la prostitución todas somos putas potenciales, todas somos una diana de la violencia sexual, del acoso, de la invasión de nuestros cuerpos. Lo que el Estado dice que es lícito para unas, es lícito para todas.

La prostitución afecta socialmente a todas las mujeres no solo a las que se prostituyen en este momento o se han prostituido, afecta en cómo se percibe a todas las mujeres, como seres humanos, o potenciales objetos.

Un Estado permisivo con la prostitución es un Estado donde se cosifica y permite violentar a todas las mujeres, donde los hombres y las mujeres crecen pensando a las mujeres como cachos de carne deshumanizados que usar y violentar. Si no me creen dense una vuelta por Milanuncios y miren las ofertas de trabajo, y las ofertas que reciben las mujeres que buscan trabajo para poder comer, o que simplemente buscan una habitación de alquiler, llueven las ofertas de trabajo a cambio de dejarte violar, techo a cambio de dejarte violar, comida a cambio de dejarte violar… Favores lo llaman.

Cara a cara no cambia la cosa. En todos lados hay cientos y cientos de hombres abusando de la situación de vulnerabilidad de alguna mujer, adolescente y niñ@. Y si no, miren lo que pasa en los centros de menores de toda España, lo mismo que pasa con las mujeres, adolescentes y niñas víctimas de familias desestructuradas, mujeres sin redes de apoyo, se enfrentan a situaciones como éstas diariamente.

Ningún estado  que se diga democrático y que crea en los derechos humanos de sus ciudadan@s debería permitir este nivel de abuso y desamparo.

Es imperiosamente necesaria una renta básica universal y vivienda asequible, y sobre todo que se castigue duramente a quienes intentan abusar de la vulnerabilidad  de las mujeres y demás personas en situaciones precarias.

A. Aguilar

En una sociedad permisiva con la prostitución todas somos putas potenciales, todas somos una diana de la violencia sexual, del acoso, de la invasión de nuestros cuerpos. Lo que el Estado dice que es lícito para unas, es lícito para todas.

La prostitución afecta socialmente a todas las mujeres no solo a las que se prostituyen en este momento o se han prostituido, afecta en cómo se percibe a todas las mujeres, como seres humanos, o potenciales objetos.

Un Estado permisivo con la prostitución es un Estado donde se cosifica y se da vía libre para violentar a todas las mujeres, donde los hombres y las mujeres crecen pensando a las mujeres como cachos de trozos de carne deshumanizados que usar y violentar. Si no me creen dense una vuelta por Milanuncios y miren las ofertas de trabajo, y las ofertas que reciben las mujeres que buscan trabajo para poder comer, o que simplemente buscan una habitación de alquiler, llueven las ofertas de trabajo a cambio de dejarte violar, techo a cambio de dejarte violar, comida a cambio de dejarte violar… Favores lo llaman.

Cara a cara no cambia la cosa. En todos lados hay cientos y cientos de hombres abusando de la situación de vulnerabilidad de alguna mujer, adolescente y niñ@. Y si no, miren lo que pasa en los centros de menores de toda España, lo mismo que pasa con las mujeres, adolescentes y niñas víctimas de familias desestructuradas, sin redes de apoyo.

Ningún estado democrático que crea en los derechos humanos de sus ciudadan@s debería permitir este nivel de abuso y desamparo.

Es imperiosamente necesaria una renta básica universal y vivienda asequible, y sobre todo que se castigue duramente a quienes intentan abusar de la vulnerabilidad  de las mujeres y demás personas en situaciones precarias.

A. Aguilar

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La cultura como generadora de subjetividades


La cultura es la piedra angular del patriarcado, es la herramienta más valiosa de educación y propaganda en la socialización patriarcal y gran parte de su triunfo es que no lo vemos, no dejamos de repetirnos como autómatas bien amaestrad@s que solo es fantasía. Ni siquiera lo ven las mujeres que son víctimas de la peor violencia, y no solo eso, sino que muchas incluso defienden la cultura patriarcal y machista, fomentando así, sin saberlo, la violencia contra ellas mismas y las demás.

Así es como los hombres normalizan y se insensibilizan en el ejercicio de todo tipo de violencias físicas, sexuales y psicológicas contra nosotras. Así es como normalizan que ser unos pervertidos babosos es su «estado natural». Así es como se vuelven insensibles al sufrimiento ajeno, y no solo eso sino que aprenden a disfrutarlo incluso a sexualizarlo, así es como se vuelven unos sádicos. Y esto no acaba cuando apagan las pantallas, la mayoría luego intenta hacerle esas «fantasías» de lo aprendido a las mujeres que tienen más cerca. No hay niña ni mujer en el mundo a salvo de esto. La cultura actual está generando una sociedad sociopática y sin empatía. La violencia sexual y física contra las mujeres no deja de crecer y seguimos sin atar cabos.

Muchxs sociólogxs y expertxs en violencia lo llaman la cultura del porno y la violación por algo, y ésta lo ha impregnado todo; series, música, películas, videojuegos, y mientras esto siga así jamás veremos el fin de la violencia contra las mujeres.

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¿Yo machista?


Hoy queremos hablar de esos hombres que no se creen tan malos porque ellos no hacen lo que esos otros hombres del saco, o los de los callejones oscuros que nos violan y matan…

Curioso, casi ningún hombre machista se ve y reconoce como tal, ni los machistas light, ni los moderados, ni los extremos. Y luego nos preguntamos por qué no avanzamos. Absolutamente todos se ven como «buenos hombres», porque siempre hay uno peor. Ya me dirán cómo vamos a evolucionar si toda evolución conlleva un cambio, y todo cambio un análisis, un reconocimiento del problema y una rectificación. Pero si ni siquiera lo vemos, y lo peor, no queremos verlo, es imposible hacer nada de esto.

Esos, los otros, sí que son machistas de verdad, ellos solo les ríen las gracias a esos amigos machistas que hacen bromas y comentarios machistas, a esos que engañan a sus mujeres, a esos amigos puteros, e incluso a esos amigos proxenetas.

Ellos solo cosifican mujeres cuando nadie mira, no delante de sus parejas o amigas, ahí van de hombres modelo, incluso de igualitarios, ellos solo cosifican y hacen uso de sus privilegios en la intimidad de su ordenador o móvil, o en la intimidad de su grupo de iguales, en sus manadas, ahí sí pueden ser «libres al fin» sin tener que fingir respeto, fidelidad o lealtad hacia sus parejas ni hacia las mujeres en general, ahí pueden hacer lo de siempre sin ser juzgados por esta sociedad que exige igualdad y respeto para todas. ¡Qué pesadas!

Hombres, maltratadores psicológicos de manual, que se creen con derecho a mentirte, que prometen cosas que jamás cumplirán, para seguir disfrutando de sus privilegios y lograr sus objetivos, para luego tratarte de paranoica o loca si no confías en ellos.

Hombres indiferentes al dolor ajeno, de sentido de la empatía casi nulo. Lo que sucede a su alrededor lo proyectan en función de su persona e intereses y nunca se ponen en el lugar de la víctima. No tienen remordimientos cuando sus actos afectan negativamente en el bienestar emocional de las otras personas, y no solo eso, cuando son descubiertos además intentan culpabilizar a la víctima para ocultar o desviar la atención de sus acciones.

Hombres que utilizan en manual completo de micromachismos en la pareja.

Hombres que dicen respetar a las mujeres, y sobre todo a la que tienen al lado, que juran no vernos como objetos, porque saben que ahora es lo políticamente correcto, que luego buscan mujeres expuestas como cachos de carne en Internet, o se intercambian fotos del mismo calibre con su manada por email o WhatsApp o Instagram, o buscan videoclips, películas, videojuegos y porno donde se nos denigra se nos hipersexualiza, cosifica y maltrata, aunque el porno ya esté hasta en los programas de diario y hasta en horario infantil, hasta en la cadena 40. Ya no hace falta ni entrar en PornHub, ya no se admite otro modelo de mujer en tv, medios, videoclips, prensa, películas, incluso en las noticias.

Solo se admiten mujeres estereotipadas e hipersexualizadas, y con cuánta menos ropa mejor. Mujeres objeto, aunque sean muy inteligentes. Y todo bien, si lo hacen los medios no puede ser tan malo, razonan y se autojustifican algunos, sin importar que esos mismos medios son en gran parte los culpables de este recrudecimiento del machismo y la violencia, que, entre los jóvenes ha crecido más de un 60% en los últimos años, por poner un ejemplo. Nos preguntamos por qué…

De estas siguientes fotos de noticias, que se entienden mejor juntas, podemos dilucidar algo: Una cultura y unos medios que nos cosifican y deshumanizan a las mujeres. Si según los psicólogos el primer paso para ejercer violencia sobre otro ser human@ es convertirlo en objeto, despojarle de su humanidad, adivinen. Justo esto es lo que hacen todos los medios y demasiados hombres con nosotras. Luego nos llevamos las manos a la cabeza porque, no sólo no avanzamos, sino que la violencia no para de crecer año tras año.


Hombres que tienen sus redes sociales llenas mayoritariamente de mujeres con una apariencia determinada, lo que jamás admitirán, el filtro está en su follabilidad, y aunque tengan pareja las coleccionan por si acaso su relación falla, para acariciar su ego y asumir el puesto de macho alfa en la relación que les regala la sociedad. Lo hacen porque lo han hecho siempre, porque pueden, la tecnología y los nuevos tiempos les facilita gustosamente nuevos y diversos medios para seguir perpetuando sus privilegios de acceder a nuestros cuerpos de múltiples maneras.

Hombres que piensan que su machismo es condonable y aceptable porque los otros hombres hacen cosas mucho peores, al menos ellos no se drogan, no violan, no matan, no van de putas… (aquí cabe cualquier justificación machista que no hacen que según ellos anula la que sí hacen). Por eso nada cambia, porque nunca miran hacia dentro, siempre tiran balones fuera, «yo no soy como esos, no me metas en el mismo saco».

Hombres que afirman tener un gran auto control delante de su pareja para que baje la guardia y poder hacer lo que les plazca, entiéndase: lo de siempre, pero luego alegan que el hombre es así por naturaleza, seres incontrolables sexualmente, cuando les pillas algún comportamiento desleal y machista que antes negaron tener achacándole a tu falta de autoestima tal desconfianza. Más micromachismos, que de micro no tienen nada, son violencia psicológica y ya se sabe que ésta muchas veces es incluso peor que la física.

Realmente algunos nos consideran tan inferiores a ellos que nos tratan como a idiotas, nos infantilizan, se ríen en nuestra cara, porque como bien escribió Simone de Beauvoir, seguimos siendo el segundo sexo, en la sociedad, y también en la intimidad, pero sobre todo en sus mentes. Muchas de nosotras hemos evolucionado, pero muchos de ellos se niegan a hacerlo y a soltar sus innumerables privilegios, por muy dañinos e injustos que sean.

Desgraciadamente casi todas hemos pasado y pasamos por situaciones similares, porque no son casos aislados, es cultural, tiene que ver con la socialización masculina, por eso se tapan unos a otros, se protegen en clanes y manadas que los validan, se justifican, se alientan unos a otros estos comportamientos machistas y hasta se victimizan cuando no se les aceptan y toleran, como si respetar a sus pareja fuera casi como ir a la cárcel, una «cárcel oro» lo llaman muchos a respetar a las mujeres, hasta ese punto surrealista llega su victimismo. Cuando en la cárcel de su machismo nos encierran ellos sin nuestro consentimiento y muy a menudo con mentiras y falsas promesas y palabras.

Nada cambia porque en el fondo, aunque lo afirmen en voz alta, no nos ven como iguales, en el fondo no creen que merezcamos respeto, estamos mejor donde estamos con el culo en pompa o en topless en la portada de un periódico cutre, necesitan mujeres que sigan prestándose a eso, por eso camuflan, niegan y minimizan su machismo porque tienen la excusa perfecta para no cambiar: la cultura machista los válida y el machismo de los otros es siempre peor.
Lo de mirar hacia dentro y trabajarse el suyo igual para el siglo o milenio que viene.

Es más fácil trasladar la culpa a quien sufre tu machismo, y usar la violencia psicológica para silenciar y culpabilizar a quien lo denuncia. «El problema eres tú, no yo, como te pones (fiscalización del tono otra forma de maltrato psicológico para desviar la atención y la culpa hacia la víctima), no se puede hablar contigo, modera ese tono, es que estás paranoica, loca, exagerada, exigente…», etc etc Para que te calles una temporada gracias a hacerte sentir culpable hasta la siguiente que le pilles o haga, y vuelta a empezar.

No saben relacionarse de igual a igual, y lo peor es que muchos no quieren aprender a relacionarse de igual a igual.

Hay que fiarse de los hechos no de las palabras, el que es machista por ejemplo en Internet, lo es también fuera, su machismo no se esfuma cuando cierra la pantalla del ordenador o del móvil, no les quepa duda, aunque lo niegue por activa y pasiva y sepa disimularlo muy bien.

Esos ,»hombres buenos», ayudan a la perpetuación del patriarcado y la relegación de las mujeres a objetos, motivo por el cual no podemos caminar libres, por el cual nos violan y nos matan.

Como en el resto de áreas ya no pueden someternos, ya todos asumen que trabajaremos y estudiemos, el núcleo duro del patriarcado está ahora en el área sexual y en nuestros cuerpos, que siguen siendo un reducto del machismo más extremo y reaccionario. Hay una ley de igualdad que prohíbe usarnos como objetos en los medios, porque es violencia, porque contribuye a más violencia contra nosotras, pero no se asume, ni por quienes nos utilizan para vender su basura en los medios y aumentar audiencia y clicks, ni por quiénes nos consumen. No se acepta que dejen de denigrarnos e hipersexualizarnos. En su fuero interno siguen pensando que no nos deben ningún respeto, igualdad ni lealtad como mujeres, porque en el fondo se creen esa cantinela biologicista patriarcal de que los hombres siempre serán hombres, ese respeto solo lo guardan para ellos y sus congéneres/cómplices.

Un ejemplo claro de esto es como un hombre en el patriarcado generalmente respeta a la mujer de otro hombre, no porque esa mujer merezca respeto por ser un ser humano como él, sino porque le debe lealtad a su amistad con el otro hombre, lealtad que no le guardan a sus propias parejas.

Como ya no nos pueden someter en las demás áreas aprovechan que la sexualidad, los medios e Internet son aún un barrio sin ley machista y patriarcal y que es difícil aplicar las normativas y leyes sobre igualdad de género que ya existen. Los medios y la prensa se las saltan continuamente porque, aunque es ilegal, les salen muy baratas las multas y las denuncias. Y esos «hombres buenos» que consumen nuestros cuerpos y se aprovechan de nuestra desigualdad, encantados.

Luego utilizan todo tipo de excusas para normalizarlo y justificarlo, que es su derecho, que es su libertad, que es su privacidad, que hay que aceptar al otro como es… Qué curioso que al aceptar al otro como es siempre perdemos nosotras, porque ellos siempre han hecho lo que han querido, y porque eso implica que no haya un reparto equitativo, que ellos por lo general por su socialización masculina, no creen debernos por ejemplo ni la honestidad ni la fidelidad que esperan de nosotras, y un largo etc. Manipulan incluso apropiándose del discurso feminista, cuando ellos nunca han necesitado el feminismo para hacer lo que quieren, o te dicen que el verdadero amor lo permite todo, o es que «si me quisieras de verdad aceptarías que me gusta aprovecharme de la cosificación de las mujeres, que sea un mujeriego, que me guste pegarte o extragularte en el sexo y un largo etcétera.

No señores una cosa es la personalidad de una persona y otra muy distinta sus elecciones basadas en el privilegio, en el egoísmo, en el abuso y la asimetría en cuanto a igualdad y poder en las relaciones se refiere. Esto no hay que aceptarlo, no se debe aceptar jamás que el otro abuse de privilegios y comportamientos típicamente masculinos que no solo nos dañan a nosotras como individuos, sino a todas.

Crees que no eres tan malo como los otros, pero con cada click en una web porno, con cada click en noticias dónde se nos cosifica y humilla y reduce a objetos, tetas y culos en los medios, cine, publicidad.., le estás diciendo a esos medios que produzcan más de esa humillación y más de esa cosificación, estás contribuyendo a ampliar la demanda que sostiene nuestra objetificación, nuestro uso y abuso, nuestra deshumanización, y en consecuencia estás colaborando a hacer un mundo más peligroso para todas las mujeres y niñas del planeta, pues acabamos todas reducidas a objetos, no solo la mujer que se vende al patriarcado ya sea por necesidad o socialización machista, ninguna de las dos es una descripción libre.

Las mujeres somos mucho más que un coño y unas tetas, no nos pueden reducir a eso a través de la cultura y los medios. Eso es violencia, como bien afirmaba Pierre Bourdieu, es violencia simbólica y psicológica que deriva en violencia física y sexual, pero de por sí, nuestra cosificación es la base y la principal justificación de la discriminación estructural y de la opresión que se ejerce contra nosotras, reducirnos a objetos, seres inanimados e inferiores, es el primer paso.

Las violaciones y asesinatos son solo la punta del iceberg de una montaña de asimetrías que sufrimos las mujeres en la vida diaria, pública y privada.

Esos hombres que se creen tan buenos porque lo que hacen no es para tanto son los principales perpetuadores de que el mundo siga siendo un lugar peligroso para las mujeres, porque son una mayoría cómplice y parte de nuestra opresión, de nuestra falta de igualdad en las relaciones, de la diferencia de poder fuera y dentro de ellas.

Pero las relaciones son ese lugar donde siempre ellos ganan aunque en el área pública están subordinados a otros hombres, en casa ellos siempre tienen el control, ellos siempre parten, reparten y se lleva la mejor parte, porque o se salen con la suya o vuelan, jamás se «rebajarán» a darle el mismo respeto y derechos a una mujer que se guardan para sí mismos.

Dejen de tomarnos el pelo, evolucionen de una vez, dejen de tratarnos como imbéciles, como cachos de carne y como seres inferiores decorativos y coleccionables. Nosotras también merecemos una vida plena con el mismo respeto que se guardan para ustedes.

Afortunadamente hay algunos hombres justos y conscientes, y cada vez son más.

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No lo llames porno, llámalo prostitución


Stop a la Cultura del Porno

Ismael López hace público Escúpelo, un libro en descarga gratuita sobre el lado oscuro del cine X español

16/06/2017 – 

VALÈNCIA. Lo dice una profesional del medio: «El porno solo se ve súper guay desde fuera». Es una de las varias actrices que se dedican al cine para adultos y que desfilan por Escúpelo. Crónicas en negro sobre el porno en España, un libro disponible en descarga gratuita en el que el periodista Ismael López relata los cuatro días que pasó en una villa mallorquina durante el rodaje de un casting X. Un texto en el que cuenta lo que filmaron las cámaras, pero también todo lo que sucedía mientras no rodaban, y que además incluye entrevistas personales con la mayoría de asistentes. La aventura de Ismael, sin embargo, empezó mucho antes de llegar a la isla. «A finales de 2014, entrevisté a una actriz porno que todavía no…

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Entrevista a Esther Torrado


Por la defensa de las mujeres y niñas en situación de prostitución.

Por la erradicación del sistema prostitucional.

esther_torrado

Esther Torrado es profesora e investigadora en el departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de La Laguna, Tenerife y miembra del Instituto Universitario de Estudios de las Mujeres de la misma Universidad.  Fundadora de la Plataforma Abolicionista Canaria por la desaparición de la prostitución y miembra de la Red contra la prostitución y la trata en Tenerife. Participante en diversos proyectos nacionales sobre género, migraciones y derechos humanos. En la actualidad dirige un proyecto de investigación sobre la prostitución de mujeres bajo el encargo del Instituto Canario de Igualdad del Gobierno de Canarias.

Procedo de un barrio obrero del sur de Madrid, Vallecas. Mi familia emigró de Andalucía a Madrid en los años 50 y soy la tercera de seis hermanos. Mi adolescencia estuvo influida por la entrada de las drogas en mi barrio, donde muchos jóvenes se engancharon a las drogas, murieron de SIDA o acabaron en la cárcel. En todo esto las más pobres de las pobres siempre fueron las mujeres, que se prostituían para afrontar el consumo de ellas o de sus parejas,  que se quedaban solas al cargo de sus hijos e hijas, siempre tuve claras estas desigualdades de género y de clase. Quizá esa conciencia social y la realidad que vivía día a día me llevó a estudiar Trabajo Social. No soy una profesora al uso puesto que me incorporé a la docencia universitaria cuando terminé Ciencias Políticas y Sociología, tras viajar durante un tiempo por Centroamérica y trabajar en varios Centros de Servicios Sociales, primero en Extremadura y después en el sur de Madrid.

En esa época en Madrid la crisis acuciaba a las familias obreras, con desempleo y la pérdida de sus viviendas, lo que les llevó a asentarse en  poblados chabolistas. Trabajando con población desfavorecida, observé como muchas mujeres se veían forzadas a prostituirse por necesidad, para dar de comer a sus hijos e hijas, la mayoría eran de origen español puesto que todavía no se habían establecido las redes de trata en España ni existían grandes migraciones internacionales. En ese contexto al igual que ahora, la prostitución era un asunto generizado y de clase, pues eran las mujeres pobres las que estaban en la actividad y estas mujeres verbalizaban sentirse obligadas por la fuerza de la necesidad y ser objeto de violencia de sus parejas y clientes, sufriendo robos, palizas y violaciones.

Posteriormente migré a Tenerife, Canarias y empecé a trabajar con menores con medidas judiciales y posteriormente en el Servicio de Violencia del Instituto Canario de las Mujeres a la vez que participaba en plataformas políticas de defensa de las mujeres y de los niños y las niñas. Cuando llegué a Canarias comencé a investigar la realidad de las islas. Era una época en la que empezaron a llegar las grandes migraciones africanas en embarcaciones precarias a las costas entre los años 2000 y 2006. Desde ese marco, me interesé por los más vulnerables de los vulnerables, las mujeres y las niñas y niños y a comprobar la existencia de redes de tráfico y trata con fines de explotación laboral y sexual. Fue en ese momento cuando me incorporé como docente a la Universidad de la Laguna intercalando este trabajo con el de intervención con colectivos desfavorecidos. Así, me incorporé al Instituto Universitario de Estudios de las Mujeres de la ULL y fundé la PAC (Plataforma Abolicionista Canaria). Siempre he vinculado la docencia con la investigación y con la militancia por los derechos humanos, sobre todo de las humanas. Siempre me ha interesado poner mis conocimientos al servicio de los/as demás, mediante la transferencia del conocimiento, la información, la sensibilización, sacar la universidad a la calle, llevar la calle a la universidad. Con la experiencia que tengo en atender y escuchar sobre todo a mujeres y niñas día a día, año tras año, no me basta con describir las experiencias y los fenómenos mediante su análisis, sino denunciar y sensibilizar a la ciudadanía sobre las distintas situaciones de explotación e injusticia entre las que se encuentra la prostitución de mujeres y niñas y señalar a sus verdaderos responsables, los hombres que demandan. Es necesario que se vea la verdadera cara del sistema prostitucional, donde la prostitución y la trata van de la mano. Es necesario denunciar la situación en la que están las mujeres para que se deje de normalizar y minimizar una práctica violenta y misógina que cosifica a las mujeres y que procede de la desigualdad. También es necesario señalar a aquellos que se lucran y a los que demandan impunemente y sin consecuencias éticas ni sociales.

Además es necesario defender y trabajar con los jóvenes otro modelo de sexualidad, basado en el placer, la igualdad y la libertad de las partes, exento de violencia, para que así los hombres dejen de pensar en la alternativa de recurrir a la prostitución como una práctica normal o como el que compra un producto. Hay que desmontar los mitos machistas que proyectan la idea de que los hombres tienen una sexualidad irrefrenable y que por ello recurren a la compra de mujeres.

Pues en eso estamos, en apoyar a aquellas mujeres que desean abandonar la prostitución y sensibilizando e informando a la ciudadanía sobre la realidad, muy alejada del mito de Pretty Woman. Por otra parte con nuestras acciones pretendemos influir en los gobiernos para que diseñen políticas abolicionistas de la prostitución al estilo de Suecia. Mi lema es el de no mirar hacia otro lado, mi conciencia feminista me lo impide.

Es necesario conseguir que la gente y los Estados comiencen a entender que las mujeres y las niñas no somos ciudadanas de segunda y por tanto entiendan que la prostitución es una vulneración de los Derechos Humanos. Debemos externalizar las narrativas de las supervivientes para que se conozca la verdadera realidad exenta de historias idílicas y de voluntariedad, la coacción o la necesidad no son opciones voluntarias, no son elecciones. Una no elige ser tratada o una no elige ser pobre. El sistema capitalista y el sistema patriarcal interactúan para que las mujeres sean una mercancía al servicio de los hombres, eso sí: altamente lucrativa. Se aprecia en la escandalosa mercantilización de sus cuerpos ya sea para la prostitución o para alquilar sus úteros.

A pesar de ello hay un sector de la población que sigue defendiendo la prostitución, mayoritariamente hombres. Resulta curioso que aquellos que generalmente nos limitan nuestras libertades defiendan nuestros derechos y libertades para ser prostitutas. En definitiva, lo que defienden es convertir sus deseos en derechos, aunque sea a costa de la pérdida de derechos de las mujeres y las niñas. En realidad están defendiendo su derecho a comprarnos y hacer con nosotras lo que quieran. Siempre digo que estamos ante un gran cambio político y económico global que está produciendo mutaciones en la ética social, convirtiendo a las personas en seres individualistas que comienzan a ver normal incluso la violencia, la corrupción y la injusticia. Cuanto más capitalista es una sociedad, menos ética tiene, menos principios, más individualismo, y todo cabe. ¿Por qué no vamos a aceptar la prostitución si las mujeres deciden libremente? Desde una óptica capitalista la libre elección es aceptada, pero desde una lógica social cuando no hay opciones y cuando hay pobreza no se puede decir que sea una libre elección de las mujeres, y sobre todo ahora cuando la prostitución está vinculada a las redes de trata. Es decir: son mujeres forzadas por la coacción o por la necesidad.

La ética pasada no tenía tan incorporada la idea de consumo y de individualismo, equiparada a la idea de libertad y modernidad. Así el “todo tiene un precio y todo puede ser comprado: una niña virgen, una mujer embarazada, una mujer negra, asiática…..” el “soy libre en una sociedad libre, por tanto hago lo que quiero” entonces ¿ quién me impide consumir los  cuerpos de las mujeres?. Con la globalización económica y las grandes desigualdades económicas, se incorpora la idea de que todo puede ser comprado, desde una mujer, a un niño o un órgano, lo que implica que los que están en situación de comprar movilizan un mercado de lo ilícito basado en las injusticias y desigualdades mundiales. Lo cierto es que este mercado de lo ilícito se ha convertido en la segunda actividad criminal más lucrativa del mundo, donde proxenetas, tratantes, intermediarios y Estados se benefician a costa del sufrimiento de mujeres y niñas en situación de pobreza o violencia pero lo más alarmante es que ello esté normalizado.

Hay gente que normaliza y defiende la prostitución, porque se  beneficia económicamente y otra porque lo considera una forma libre de intercambiar sexo por dinero, sin conocer en realidad las verdaderas cloacas de la prostitución. Tampoco los medios de comunicación dan la imagen real pues a nadie le gusta ver lo sórdido de la prostitución, lo que demandan los hombres, las prácticas que exigen, las violencias a las que son sometidas las mujeres y sus verdaderas condiciones. Por el contrario se suele visibilizar falsamente a la mujer, que en vez de considerarla víctima y superviviente se la percibe como una mujer que gana dinero, que lo tiene fácil, mientras que el verdadero responsable “el demandante” aparece inocentado e invisibilizado en todo este proceso, sus actos quedan impunes y no tienen consecuencias.

En toda esta normalización y justificación de un sistema tan injusto con las mujeres y niñas, han contribuido voces que mediante la apropiación indebida del término feminismo defienden la prostitución, eso sí generalmente la prostitución ajena ya que ni ellas ni sus hijas tienen posibilidades de ser prostituidas, para eso ya están las otras, las pobres, las migrantes. La prostitución parte de la misma desigualdad, es un sistema que se nutre de esas desigualdades de clase y de género. La mayor parte de las personas que están en prostitución son mujeres y los demandantes son casi exclusivamente hombres, con lo cual es un problema de desigualdad de género fundamentalmente. Las feministas lo tenemos muy difícil, somos las únicas que alzamos la voz porque ni el Estado ni esos hombres que dicen ser igualitarios y estar en contra de la violencia dan un paso hacia adelante. Tendrían que estar en sus espacios machistas como prostíbulos, campos de futbol, bares, increpando a los suyos y trabajando por la igualdad de verdad.

También es importante señalar el mercado del sexo y en particular la pornografía por la vinculación que tiene con la violencia sexual contra las mujeres en general y el incremento de la demanda prostitucional en particular. Muchos jóvenes en la actualidad tienen dispositivos móviles desde edades tempranas. A través de ellos acceden a páginas de pornografía, que cada vez es más violenta. Muchas de las mujeres que aparecen en esos videos son mujeres tratadas y obligadas a ejercer la prostitución. Se pueden visualizar prácticas durísimas y muy violentas, donde los menores y los adultos empiezan a aprender y normalizar la violencia sexual hacia las mujeres. Cuando estos jóvenes se hacen adultos van a desear poner en práctica con mujeres de su entorno o con mujeres en prostitución estas prácticas aprendidas.

Trabajar y denunciar estas cuestiones que atentan contra los derechos humanos y que señalan al sistema prostitucional y a todos los que se lucran, conlleva riesgos e incluso una minimización del valor de nuestro trabajo y nuestras aportaciones. En la actual sociedad capitalista el valor se mide por la rentabilidad económica y no social. No es lo mismo en entornos académicos como el mío, que se investigue sobre las empresas turísticas a que se investigue sobre las víctimas del turismo sexual, no es lo mismo que trabajes por la innovación y desarrollo, a que trabajes por la defensa de los derechos humanos. Defender los derechos humanos y más los de las humanas resulta incómodo en las instituciones del conocimiento, en las organizaciones políticas y también en la administración. Investigar sobre el  sistema prostitucional es molesto porque se interpela a los gobiernos, a los hombres, a los proxenetas, y eso es interpelar al poder. Además resulta complicado en estos momentos donde sólo interesa el desarrollo, la innovación y la economía, que se financien proyectos de investigación destinado a mejorar la vida de las personas en situación de pobreza y vulnerabilidad, a pesar de ser trabajos imprescindibles que además conllevan múltiples riesgos. Debo decir que los riesgos nunca han venido de las mujeres, sino de los contextos donde transitan. El miedo lo he sentido en las caras de las mujeres cuando he transitado por esos espacios y por aquellos que quieren proteger sus privilegios y lucro mediante el ejercicio de la violencia (chulos, proxenetas, demandantes e intermediarios). Es un gran negocio basado en la violencia, por eso siempre digo que para que el negocio siga tiene que haber demanda y mujeres vulnerables. Por eso la trata no se puede desvincular de la prostitución, pues es precisamente esa demanda la que incrementa el tráfico de mujeres para surtir el mercado prostitucional. Las  redes internacionales trasladan la mercancía, mujeres y niñas vulnerables. Junto al negocio de la trata con fines de explotación sexual van actividades criminales lucrativas como la explotación laboral, el tráfico de órganos, armas, drogas… se trata de una multinacional global de la inmundicia. Y es que habitualmente en los mercados prostitucionales no solamente se vende sexo, también drogas y otras actividades criminales. Junto con los proxenetas y Estados, son muchas las personas intermediarias que se benefician y lucran del sistema prostitucional: ayuntamientos, propietarios de casas, dueños de pensiones, camellos, conductores, tiendas, bares y son las mujeres las que obtienen el menor de los beneficios. De todas las mujeres que he conocido a lo largo de mi vida profesional, ninguna es rica, ninguna se quiere morir en prostitución, ninguna tiene propiedades. Casi todas acaban enfermas física o psicológicamente.

Por eso, cuando se analiza la prostitución hay que ir más allá de las propias víctimas supervivientes. Hay que entender que estamos enfrentándonos a un sistema económico, político e ideológico de dimensiones y contextos globales. Hay países que se están defendiendo de este sistema criminal de forma inteligente, estableciendo políticas abolicionistas desde una perspectiva de género, otros países, principalmente los del sur de Europa “tienen barra libre” y somos el prostíbulo continental. Los demandantes de prostitución son impunes, los propios y los que se desplazan a España, Grecia, Italia y Portugal a consumir mujeres y niñas. Estos países tienen un triple riesgo, por una parte la falta de políticas públicas de disuasión de la demanda prostitucional y la pobreza como resultado del austericidio y por otra el tipo de actividad económica a la que se dedican, el turismo de masas. Aquí las posibilidades de que se dé el turismo sexual son muy elevadas pues además de estos factores de pobreza y de desigualdad hay que añadir la cercanía a las fronteras del sur y el frecuente tráfico de mercancías humanas.

Si nuestro gobierno tuviera una perspectiva feminista o de género como la tienen los gobiernos de Noruega o de Suecia independientemente de que partido gane, mirando por la igualdad del hombre y la mujer, realmente harían políticas públicas, para penalizar la demanda, establecer medidas para frenar los reclutamientos de mujeres y campañas de sensibilización social. Pero el  Gobierno de España ha decidido dar la espalda a los problemas sociales y a las desigualdades, atacando al sistema público de bienestar social mediante importantes recortes sociales. Tampoco veo preocupados a nuestros gobernantes por establecer políticas públicas con respecto a la prostitución, digo yo que algún beneficio dará el mantener esta situación en una permanente alegalidad o simplemente la igualdad y derechos de las mujeres no va en Agenda. Nuestros gobiernos no han apoyado avances y creo que hay un retroceso en los derechos de las mujeres, gobiernan para los mercados y no para las personas. Simplemente tenemos que observar cómo y quién nos gobierna. Cada día aparece un caso de corrupción, un gobierno corrupto no puede pensar en rescatar a una población que está en situación de desigualdad, porque un corrupto piensa en el lucro individual, en  desvalijar lo público lo que es de todos, nunca va a pensar en el bien común.

Si el gobierno de nuestro país quisiera defender los derechos humanos de las humanas podría hacerlo, hay mecanismos para ello por ejemplo con la publicidad sexista, incluida la de los prostíbulos, que infringen la Ley de Igualdad y la tan recurrida y renombrada Constitución Española. Pero este país actualmente intolerante con las opiniones y las libertades parece que ha optado por ser muy tolerante con la vulneración de los derechos de las mujeres, no sólo con la compra de mujeres, con la excusa de que es una actividad voluntaria. Creo que existe una complicidad muy grande entre todos los poderes públicos, y una falta de interés por considerarlo un problema social de dimensiones importantes como el terrorismo.

Otros países como ya he mencionado anteriormente han elegido el camino de trabajar por la igualdad. La ley Abolicionista sueca del año 1999 nos está transmitiendo al mundo que es posible un mundo sin explotación de mujeres. Es la que mejor resultados está ofreciendo, reduciendo el número de mujeres tratadas y la demanda prostitucional, además ha lanzado a la sociedad el mensaje de que las mujeres no se compran a la vez de trabajar la sensibilización con los jóvenes para que en el futuro no sean prostituyentes. . Por el contrario, en Holanda y Alemania con un modelo basado en la regularización de la actividad, los datos no son tan optimistas pues ha aumentado la demanda, los reclutamientos y las redes de trata con fines de explotación sexual. Otro modelo, normalmente impulsado por gobiernos de derechas, parte de prohibir la actividad normalmente reprimiendo a las mujeres pero deja como siempre inocentado al demandante.

En definitiva sean de derechas o de izquierdas en España los políticos no tienen conciencia de género ¿cómo se les va a pedir este tipo de conciencia si ni tan siquiera la tienen de servidores públicos?. En ese sentido soy muy escéptica pues observo con estupor como las derechas y las izquierdas o bien omiten estas cuestiones o cuando las abordan es para defender la regularización de una actividad que genera grandes beneficios a las mafias y a los Estados pero que atenta contra los derechos humanos. Por ejemplo podemos observar como la nueva izquierda está en contra del libre mercado, en contra de las corridas de toros pero no en contra de que las mujeres seamos mercantilizadas para la prostitución o la venta de nuestros úteros, no tienen reparos de defender actividades que proceden de las desigualdades de clase y género y que contribuyen a conservar los privilegios de los hombres y las élites. Suelen confundir prostitución con modernidad, trasgresión y libertad, cuando se sabe que el fin último del sexo es el placer y en prostitución el que disfruta es el que compra. El comprador goza del dominio y la otra parte obedece.

ALGUNOS ARTÍCULOS DE ESTHER TORRADO RELACIONADOS CON EL TEMA:

Las migraciones de menores no acompañados desde una perspectiva de género:

http://www.dilemata.net/revista/index.php/dilemata/article/view/171/215

La necesaria reconceptualización de las migraciones de menores no acompañados en España:

http://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S0187-69612015000200001&script=sci_arttext

Violencia transnacional y castigos de género a mujeres migrantes africanas con destino a España:

https://scholar.google.es/citations?view_op=view_citation&hl=es&user=HLnoRkoAAAAJ&citation_for_view=HLnoRkoAAAAJ:HoB7MX3m0LUC

La prostitución desde la perspectiva de la demanda: Amarres enunciativos para su conceptualización:

https://poseidon01.ssrn.com/delivery.php?ID=297024085004103024017064095095082099024027003059021038093121012009024125091029102022021026029022118061047125122111121097064092044038034079014001025094069088101107076035053051120121025003004123090101082083107125016077004017007096001106089070078021082106&EXT=pdf

Introducción: Debates y dilemas en torno a la prostitución y la trata:

https://scholar.google.es/citations?view_op=view_citation&hl=es&user=HLnoRkoAAAAJ&citation_for_view=HLnoRkoAAAAJ:hqOjcs7Dif8C

 

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